jueves, 1 de mayo de 2014

Capítulo 4 (Las sirvientas del mal)

Capítulo 4: Rostro engañoso.


Al llegar a casa, subió a su habitación a dejar la maleta en un rincón donde permanecería hasta pasadas las vacaciones de las navidades, fue a la cocina a saludar a su madre que de costumbre a esas horas solía estar acabando de hacer la comida, luego le tocó el turno a su padre que también como de costumbre se encontraba leyendo el periódico en uno de los sillones delante del televisor, le dio las notas que llevaba en las manos, pues era el encargado de dar el visto bueno de sus resultados, siendo felicitado por ambos y habiéndose ganado pasar las vacaciones sin tener que hacer ninguna clase de tarea como castigo.

Después de tanto tiempo no tenía que estudiar al acabar de comer, subió a su habitación y paso toda la tarde acostado en su cama escuchando Within Temptation, que era su grupo favorito, encontraba que la voz de la cantante era tan atrayente que simplemente se perdía en sus cantos durante horas.

Aunque intentó olvidarse del vagabundo que había conocido en la calle hacia unas horas y que de repente le había invadido todo pensamiento, el grupo que normalmente lo solía tranquilizar, esta vez era incapaz de alejarle ese rostro de la mente, tal fue la angustia que llegó a sentir que decidió parar la música, las canciones de su grupo solían ser del género doom metal y metal gótico cosa que no le ayudaba precisamente en olvidar esas malas vibraciones, sino en hacerlas mas tangibles y llenar la atmósfera de su habitación con ese aterrador misterio que envolvía a ese vagabundo.

Al ver que casi era la hora de la cena, decidió bajar a la sala de estar donde podría encontrar algo de charla con sus padres y pasar el poco tiempo que le quedaba antes de ir a dormir sin pensar en ese extraño.

Aunque el intento de olvidarlo fracaso, al acabar de cenar decidió irse pronto a la cama, haber si así al día siguiente las cosas estarían más relajadas y le sería más fácil no pensar en todo lo que le había sucedido esta mañana.

Entretanto, la noche había caído en la ciudad y la lluvia había dejado un ambiente húmedo y frío en las calles, en un callejón sin salida de una urbanización abandonada, se destacaba una pequeña aura de luz anaranjada en la que tres ambulantes de la calle se protegían del frío por el único fuego que habían conseguido encender en un barril de hierro después de un largo tiempo, por la falta de no disponer de un encendedor.

El ruido de unas pisadas desconocidas alertaron a los individuos que ya estaban suficientemente atemorizados por la dura vida que llevaban día a día, de entre la oscuridad donde empezaba el callejón podían distinguir cada vez más y con mejor claridad, una sombra que se iba acercándo a ellos con paso lento y decidido.

-¿Quién hay ahí? - preguntó uno de los tres, que dió unos pasos hacia delante con el corazón en la boca sin saber a quién hablaba - ¿hola?...¿cómo te llamas? - sus preguntas no recibían respuesta simplemente aquél nuevo sujeto seguía avanzando hacia ellos, lo que ponía más nervioso al grupo - ¿Richard?...¿eres tú? - preguntó algo más tranquilo, pues al darle la claridad de la fogata reconoció las ropas al instante - que susto nos has dado Richard, ¿dónde te habías metido?, hace días que no sabíamos nada de ti - le dijo, a sabiendas de creer quién había debajo de la capucha.

El sujeto seguía en silencio siendo observado por los tres bohemios mientras se acercaba a la fogata, escuchando únicamente el crujir de la grava que había bajo sus pies, segundos después de estar delante del fuego y reinar un silencio tétrico y escalofriante, los rostros de sus compañeros observaron como los labios de su desaparecido amigo derramaban sangre por la barbilla y su piel estaba más pálida que nunca.

-¿Te sucede algo?, no tienes buena cara Richard - comentó otro de sus compañeros, la facha que tenía el recién llegado le daba muy mal presentimiento, había algo en él que no acababa de gustarle.

-Deberiamos llevarlo al hospital Charlie - le sugirió, al compañero que había dado la cara por primera vez - está sangrando, esas cosas son muy delicadas.

-Esta bien...¿Richard puedes hablar? - le preguntó, al ver que no volvía haber respuesta de parte de su amigo, cosa que ponía los pelos de punta al resto del grupo, se acercó a él y lo agarró del hombro...

-No...necesito un hospital... Steve - susurro débilmente Richard al final, atrayendo la atención de sus tres compañeros.

-¿Qué sucede? - preguntó Charlie, sin entender que era lo que quería llegarles a decir.

-Charlie...

-¿Si?...

-Necesito....necesito... - repitió lentamente, como si estuviera en sus últimos anhelos, pues su tono parecía perder fuerza - necesito - volvió a repetir, señalando seguidamente a uno de los otros dos compañero, quedando el eludido con un nudo en la garganta de lo enigmática y tenebrosa que era la escena, sin tener nada claro de que era lo que le pasaba para comportarse de esa forma.

-¿Bryan?... - preguntó confundido Charlie, no entendía nada, ¿qué diablos le pasaba? - ¡¿qué sucede con Bryan?!; ¡¿contesta Richard?! - le preguntó exaltado, pues ya no aguantaba aquél comportamiento, sentía como si su propio corazón fuera a salirle de la boca.

-Necesito...

-¡¡YA BASTA!! - Charlie había perdido los papeles, le agarró de los hombros zarandeándolo bruscamente - ¡¿qué diablos necesitas de Bryan?!.

-¡¡Charlie calmate!! - le gritó, con intención de separar a su compañero del extraño Richard.


Al momento en que Steve seaparó a Charlie que había cogido un ataque de nervios por aquella situación, las risas provenientes del mismo sujeto que hasta ahora les tenía asustados, les heló la sangre, Richard tenía el rostro agachado del que provenían unas risas enfermizas, las típicas que cualquiera conocía de alguien en que pierde la cabeza, ¿qué le hacia tanta gracia?; ¿era Richard?, esa era una pregunta que ya se planteaban todos los presentes, y si era él, ¿qué le había sucedido?.

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