Capítulo 4: Rostro engañoso.
Al
llegar a casa, subió a su habitación a dejar la maleta en un rincón donde permanecería hasta pasadas
las vacaciones de las navidades, fue a la cocina a saludar a su madre que de
costumbre a esas horas solía estar acabando de hacer la comida, luego le tocó el turno a
su padre que también como de costumbre se encontraba leyendo el periódico en uno
de los sillones delante del televisor, le dio las notas que llevaba en las manos,
pues era el encargado de dar el visto bueno de sus resultados, siendo felicitado
por ambos y habiéndose ganado pasar las vacaciones sin tener que hacer ninguna clase
de tarea como castigo.
Después de tanto tiempo
no tenía que
estudiar al acabar de comer, subió a su habitación y paso toda la tarde acostado en su cama escuchando Within Temptation,
que era su grupo favorito, encontraba que la voz de la cantante era tan
atrayente que simplemente se perdía en sus cantos durante horas.
Aunque
intentó olvidarse
del vagabundo que había conocido en la calle hacia unas horas y que de repente le había invadido
todo pensamiento, el grupo que normalmente lo solía tranquilizar, esta vez era
incapaz de alejarle ese rostro de la mente, tal fue la angustia que llegó a sentir que
decidió parar la música, las
canciones de su grupo solían ser del género doom metal y metal gótico cosa que no le ayudaba precisamente en olvidar esas malas vibraciones,
sino en hacerlas mas tangibles y llenar la atmósfera de su habitación con ese
aterrador misterio que envolvía a ese vagabundo.
Al ver
que casi era la hora de la cena, decidió bajar a la sala de estar donde podría encontrar
algo de charla con sus padres y pasar el poco tiempo que le quedaba antes de ir
a dormir sin pensar en ese extraño.
Aunque
el intento de olvidarlo fracaso, al acabar de cenar decidió irse pronto
a la cama, haber si así al día siguiente las cosas estarían más relajadas y le sería más fácil no pensar en todo lo que le había sucedido esta mañana.
Entretanto,
la noche había caído en la ciudad y la lluvia había dejado un ambiente húmedo y frío en las calles,
en un callejón sin salida de una urbanización abandonada, se destacaba una pequeña
aura de luz anaranjada en la que tres ambulantes de la calle se protegían del frío por el único fuego
que habían conseguido encender en un barril de hierro después de un largo
tiempo, por la falta de no disponer de un encendedor.
El ruido
de unas pisadas desconocidas alertaron a los individuos que ya estaban suficientemente
atemorizados por la dura vida que llevaban día a día, de entre la oscuridad donde
empezaba el callejón podían distinguir cada vez más y con mejor claridad, una sombra que se iba acercándo a ellos con
paso lento y decidido.
-¿Quién hay ahí? - preguntó uno de los
tres, que dió unos pasos hacia delante con el corazón en la boca sin saber a quién hablaba - ¿hola?...¿cómo te llamas?
- sus preguntas no recibían respuesta simplemente aquél nuevo sujeto seguía avanzando hacia
ellos, lo que ponía más nervioso al grupo - ¿Richard?...¿eres tú? - preguntó algo más tranquilo, pues al darle la claridad de la fogata reconoció las ropas al
instante - que susto nos has dado Richard, ¿dónde te habías metido?, hace días que no sabíamos nada de
ti - le dijo, a sabiendas de creer quién había debajo de la capucha.
El
sujeto seguía en silencio siendo observado por los tres bohemios mientras se acercaba
a la fogata, escuchando únicamente el crujir de la grava que había bajo sus pies, segundos después de estar
delante del fuego y reinar un silencio tétrico y escalofriante, los rostros
de sus compañeros observaron como los labios de su desaparecido amigo derramaban
sangre por la barbilla y su piel estaba más pálida que nunca.
-¿Te sucede
algo?, no tienes buena cara Richard - comentó otro de sus compañeros, la facha que
tenía el recién llegado le
daba muy mal presentimiento, había algo en él que no acababa de gustarle.
-Deberiamos
llevarlo al hospital Charlie - le sugirió, al compañero que había dado la cara
por primera vez - está sangrando, esas cosas son muy delicadas.
-Esta
bien...¿Richard puedes hablar? - le preguntó, al ver que no volvía haber
respuesta de parte de su amigo, cosa que ponía los pelos de punta al resto del
grupo, se acercó a él y lo agarró del hombro...
-No...necesito
un hospital... Steve - susurro débilmente Richard al final, atrayendo la atención de sus tres
compañeros.
-¿Qué sucede? - preguntó Charlie, sin
entender que era lo que quería llegarles a decir.
-Charlie...
-¿Si?...
-Necesito....necesito...
- repitió lentamente, como si estuviera en sus últimos anhelos, pues su tono parecía perder fuerza
- necesito - volvió a repetir, señalando seguidamente a uno de los otros dos compañero,
quedando el eludido con un nudo en la garganta de lo enigmática y
tenebrosa que era la escena, sin tener nada claro de que era lo que le pasaba para
comportarse de esa forma.
-¿Bryan?... - preguntó confundido Charlie, no entendía nada, ¿qué diablos le pasaba? - ¡¿qué sucede con Bryan?!;
¡¿contesta
Richard?! - le preguntó exaltado, pues ya no aguantaba aquél comportamiento, sentía como si su
propio corazón fuera a salirle de la boca.
-Necesito...
-¡¡YA BASTA!! -
Charlie había perdido los papeles, le agarró de los hombros zarandeándolo bruscamente
- ¡¿qué diablos
necesitas de Bryan?!.
-¡¡Charlie calmate!!
- le gritó, con intención de separar a su compañero del extraño Richard.
Al
momento en que Steve seaparó a Charlie que había cogido un ataque de nervios por aquella situación, las risas
provenientes del mismo sujeto que hasta ahora les tenía asustados, les heló la sangre, Richard
tenía el rostro
agachado del que provenían unas risas enfermizas, las típicas que cualquiera conocía de alguien
en que pierde la cabeza, ¿qué le hacia tanta gracia?; ¿era Richard?, esa era una pregunta que ya se planteaban todos los presentes,
y si era él, ¿qué le había sucedido?.
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