Capítulo 7:
Por fin, tranquilidad
Me despierto de golpe, otra vez la pesadilla. Intento
no pensar en el tema y contemplo la habitación de Hurley, es inquietante no ver
las sombras que deberían crear los rayos de luz que entran por la ventana. Giro
la cabeza 90º hacia la cama de Hurley, no está, “se habrá despertado ya”,
pienso.
Me levanto de la cama y me dirijo hacia mi mochila,
saco la ropa y la huelo, me traslada a mi casa y me viene a la cabeza la imagen
de mi madre doblándomela y dándomela para que la meta en la mochila. Termino de
vestirme y me pongo el pañuelo azul en la muñeca, fue un regalo de mi madre
cuando era pequeño con la inscripción “Para Mark, que recuerde que siempre
estaré ahí”, echo la vista atrás y no puedo recordar el último día que no me lo
puse. Voy a salir por la puerta y de repente se abre y me encuentro de frente
con Hurley.
Me mira de arriba abajo, inspeccionándome, muestra su
típica sonrisa pícara y le digo.-¿Qué?-y me responde.-¿Otra vez?- Yo
pienso en a que se puede referir, pero no encuentro respuesta y pregunto.-¿Otra
vez, Qué?- finalmente tras una pausa y un suave suspiro me dice.-¿No te
das cuenta? Siempre vas vestido completamente de azul…- Me dice esto último
señalándome un espejo lo suficientemente grande para que quepa en el Hurley.
Miro mi reflejo completamente y efectivamente, Hurley tenía razón, llevaba toda
la ropa azul, zapatos, pantalones, camiseta, calzoncillos…me sonrojo y miro a
Hurley, el me dice.-Anda, ven- Se dirige a su armario y me saca un
pantalón granate y unos zapatos blancos y negros, me los pongo y me vuelvo a
mirar al espejo, es extraño verme así, jamás me habría imaginado mi propio retrato
así. De todas formas sigo teniendo el pañuelo así que el resto de la ropa
tampoco me importa mucho. Finalmente Hurley saca una sudadera blanca de canguro
y me la da junto a la frase.-Póntela, hace frio- Hago caso omiso a sus
indicaciones y bajo con él a desayunar.
Por las escaleras noto el olor a tortitas y me
empiezan a rugir las tripas. Al entrar en la cocina veo a Rufus preparando la
mesa en la que vamos a desayunar, nos mira y dice.-¿Preparados para el insti?-
Casi se me olvida, hoy vuelvo al instituto, por lo visto ya tengo suficiente
nivel para no parecer un “looser” (Como dice Hurley) los días de Congragación;
generalmente pienso que ese tipo de vocabulario es irrespetuoso y no suelo
soportar a la gente que lo usa, pero a Hurley se lo admito, principalmente porque
él es el que me está ayudando en esto, ¿No?
Termino de desayunar, voy al baño a peinarme y cuando
llego me fijo que tengo sirope de fresa en la comisura de los labios, me lavo
toda la cara centrándome fundamentalmente en las comisuras, me rocío el pelo
con agua es spray y me peino con el peine de al lado del jabón para las manos.
Salgo del baño y veo a Hurley mirándome serio y me
dice.-¡Vamos,
qué se va el autobús!- Corremos hasta la entrada, doy las gracias y me
despido de Rufus y cojo la mochila lo más rápido posible para llegar al
autobús, finalmente llegamos y 30 segundos después de llegar aparece el autobús
por la esquina que conecta la calle de Nueva América con la de los Robles.
Ya en el autobús, me da tiempo a pensar en lo rápido
que se me han pasado estos últimos meses, ha sido un no parar desde lo del
mendigo y pienso que volver a la rutina habitual me ayudará a descansar y en
que ya empezaba a tener ganas de volver al instituto, cosa que jamás habría
imaginado que pensaría hace apenas tres meses. Un bache me saca de mis
recuerdos y me hace subir la cabeza, miro por la ventana y veo el instituto, de
repente una sensación entre picor y opresión me invade el pecho, pienso en que
tal vez no tenga tantas ganas de ir a clase, pero ya estoy bajando del autobús…
Nada más llegar a clase todos mis compañeros se lanzan
contra mí; había estado practicando esta excusa con Hurley los últimos días:
“Mi padre tenía un viaje de negocios y tenía que irme con él y toda mi
familia”. Le digo esta coartada a todo el mundo y consigo vislumbrar entre
todas las cabezas a Cloe, sentada en su pupitre hablando como si nada con su
grupo de amigas lo cual me enfada de cierta forma por portarse tan amablemente
con todos menos conmigo.
Suena la campana de salida, y salgo algo cansado del
instituto, me despido de Susan, Hurley y Cloe, pero esta última no me devuelve
el despido. Veo el coche de mi madre entre el apelotonamiento de gente que
parece ponerse así solo para evitar que llegue a mi objetivo. Finalmente llego
y saludo a mi madre con una sonrisa, ella me devuelve la sonrisa y puedo ver
que pone cara extraña y me revisa de arriba abajo, “la ropa” pienso, sonrío y
digo.-Me la
ha prestado Hurely- ella asiente y ponemos rumbo a casa nosotros, solos,
puesto que mis hermanos tienen entrenamiento y volverán solos a casa.
Cuando llego a casa recibo la noticia de que mi abuela
ha venido de visita, voy hasta el salón y ahí está, echándole la bronca a mi
padre por cualquier cosa que habrá hecho. Cuando me ve se le ilumina la cara y
me dice.-Mark,
tengo una cosa que decirte…a solas-