lunes, 21 de abril de 2014

Flor de Papel (De José Antonio Sánchez)

¿Cómo puede alguien que aparenta la más absolutamente estúpida felicidad sentirse  tan desgraciado?
Sentir que día a día te consumes en un fuego de dolor, arrepentimiento y desesperación.
Estando en la flor de la vida me siento marchitar, pétalo a pétalo, viendo pasar mi vida y sintiendo no haberla aprovechado, sintiendo que puede que haya madurado a destiempo, demasiado para ser un niño poco para ser adulto, la sabiduría no se encuentra en los libros, la calle es una ramera que enseña las lecciones a puñetazos, y lo único que te impide encontrar la felicidad es la desgracia de la gente que te rodea. Un mar de emociones se remueve en mi interior, necesito compartir, soy así , necesito decir mis tonterías en alto, decir que he tenido una mierda de vida, que he sido demasiado aburrido, que la vida me ha ido ofreciendo cosas que no he sabido aprovechar, que ahora ya es tarde para ser como siempre debí haber sido, que no puedo volcar todas mis emociones de golpe sobre ella, porque tengo miedo, porque se que nadie es perfecto, que si alguien me contase toda su vida lo odiaría , porque somos todos demasiado diferentes, que aunque finjamos cínicamente que somos comprensivos en realidad no, no existe el amor, no existe la compasión , no hay nadie que no mire por encima del hombro, nadie que no haga daño y no produzca dolor a la gente, no existe el altruismo, es solo una ilusión que ponen los más despiadados para acabar con los más ingenuos.
Pero no pienso parar , no hay vuelta atrás , soy lo que soy , y a la mierda lo que piense la gente, soy un todo que existe, que vive, respira y también sabe jugar , pienso moverme por el tablero porque eso es lo único que se hacer, convertirme en un peón y jugar al juego de la vida, y me caeré ,pero tened en cuenta que me levantaré, una y otra vez, no hay nada que me pare, soy un huracán , un tsunami, la llama de la esperanza existe, no es una ilusión , da un sentido a la vida, mueve el mundo y da forma al universo, es fuego , es tierra y es espíritu.
Creo en el sentido de lo material y carnal, soy uno más, sujeto a pasiones, a tentaciones y a placeres que no están bien vistos, soy un alma en pena que vaga sin sentido .
Quiero cantar aunque las palabras se atascan, en mi garganta, deseando salir al mundo y dejar las cosas bien claras, el fuego todo lo puede porque es fuego lo que siento.
La única verdad que poseo es una mentira a mis ojos y un engaño a la vista de los demás, pero no sé cuál es mi camino, ando solo, perdido, vacilante, sin saber que corriente me llevará a buen puerto y guiará mis pasos a un destino apacible para mi conciencia. Solo puede que haya algo……….al fondo de mi cajón de las tinieblas, algo que de verdad me remueva, me haga quién quiero ser, que rehaga mi mundo y mi realidad, que está hecha de emociones, vivencias, rayos y truenos, de filosofía,  moral, placer y gusto, gusto por estar hecho de luz y de sombras, de cenizas, de amargura, de cielo y de piedra, porque nadie es nadie si no es la nada y el todo.


Piel de sueños (De José Antonio Sánchez)

Iba a la caza de las bellezas del mundo animal. Se levantó y lavó la cara. Como todos los días, se miró al espejo y se repugno de su propia, imagen, se sentía desgraciado, porque desgraciado era, perder la riqueza material es fácil de superar, perder la riqueza de tu alma era algo más difícil, el alcohol no podía ahogar esas pesadillas que noche tras noche  no le dejaban abrirse a la felicidad y le amargaban la existencia. Su piel morena marcaba como líneas de fuego oscuro las distintas cicatrices que solo acentuaban su edad. Ya no tenía esa energía que latía de joven en sus venas. Los jóvenes músculos se habían tersado como el cuero viejo con el paso de los días expuesto a los elementos. Ya se veían arrugas en los ya anticuados tatuajes que decoraban las distintas partes de su tronco...los símbolos del honor y la venganza lucían imponentes, eran una lección de vida para él y para todo quién apreciase su entramado de líneas negras. Irremediablemente el tiempo pasaba, minuto a minuto y los cachorros crecían y tarde o temprano vendrían a sustituir a los viejos lobos como él.
La vida es dura y los chavales son de arcilla, les haría falta muchos golpes y la abrasante luz del cruel sol para moldear y endurecer su cuerpo y su psique, risueño y vibrante, creyendo que con su efímera imaginación podrían crear un castillo de ilusiones que se volvería real y les daría la felicidad, cuanto antes dejaran de pensarlo mejor para todos, porque los sueños son solo eso, sueños. Lo más importante era no ser demasiado duro como para que un golpe en el camino te rompa en mil pedazos y no puedas volver a reconstruirte, porque a aquellos que les pasaba  el destino ya no les deparaba nada bueno, ya no había retorno, ya solo queda la resignación.
Su padre solía contarle historias….historias sobre gente que podía o no existir, de lugares remotos y criaturas de mito. Él, ávido de aventuras y curioso de corazón decidió que de mayor se dedicaría a vivir, a vivir lo suficiente como para convertirse en el protagonista de una de esas historias. Porque algún día le gustaría vestir de sedas y andar tras la caza de un malvado dragón, tener duelos a muerte con algún enemigo venido de los arenales del Este. Sentir el viento de alta mar recorrer los mechones de su rubia melena y pelear a golpe de sable por ser el rey de alguna remota isla con increíbles secretos esperando a ser desvelados.

 Con subir a lo alto y ser recordado como el héroe que se creía. Pero los sueños son solo eso, sueños.

sábado, 5 de abril de 2014

Capítulo 3 (Las sirvientas del mal)

Capítulo 3: Vagabundo, 2ª parte.

-Ah...es que...es que no tengo nada - le contestó muy nervioso, pues mentir se le daba fatal y se le notaba enseguida, no le gustaba mentir a nadie pero las ansias de salir de ese encuentro inesperado eran tan grandes, que ni siquiera fue a pensar si el engaño se le fuera a notar, - lo siento - añadió, intentando fingir un rostro de culpabilidad, hasta su tan sabio Don Juan estaba callado sin ninguna idea que ofrecerle, la sola presencia de ese hombre los tenía paralizados del pavor que les causaba.

-Me va bien lo que sea...porfavor - ya había sido súper duro para él decirle que no una vez, como para intentarlo una segunda vez, parecía desesperado por su tono de voz, y en ese momento ya no quedaba nadie por las cercanías del aparcamiento para pedir ayuda o cualquier cosa que le sirviera para escabullirse de ese hombre - llevo dos días sin nada que llevarme a la boca - añadió el moribundo, la presión parecía asfixiarle y ya no lo soportaba más, así que decidió por la elección más rápida.

-Esta bien, no tengo mucho - le contestó, imaginándose la cara de cabreo del Mario interior, pero sabía que aunque le molestaba la elección que había tomado, la otra era seguir dando negativas y estar más tiempo delante de ese extraño, así que no hubo ningún comentario de su conciencia respecto a la decisión tomada.

Se quitó la cartera de los hombros más rápido de lo habitual, pues quería acabar con todo eso de una buena vez y aunque no llevaba ese día los libros pues sólo había ido por las notas, siempre llevaba el monedero encima y dentro de la mochila por costumbre, así evitaba dejarse el DNI como hizo tantas veces en el pasado. Al intentar abrir la cremallera, al parecer se le había quedado atascada <<vaya suerte tienes siempre Mario y vaya mierda mochila>>, le dijo ya también desesperada su maldita consciencia que no ayudaba nada en esos momentos sus críticas, los nervios siempre le volvían así de torpe.

Al cabo de unos bruscos intentos el cierre cedió, sacó su cartera y como sabía que no llevaba monedas decidió darle un billete, era más de lo que solia dar, pero por el simple echo de que se fuera, se lo extendió que al momento el vagabundo agarró lentamente y antes de que Mario lo soltara, sus miradas se cruzarón por última vez y lo que vió acabo de helarle la sangre al chico, pues aquella situación no podía ser más espeluznante.

-Señor - le dijo, con tono tembloroso lo que llamo la atención del vagabundo - le esta sangrando la nariz - aquél comentario pareció preocupar al vagabundo que inmediatamente se llevó los dedos a la nariz, comprobando al cabo de un momento que era verdad al observar las yemas de sus dedos ese líquido rubí.

-Oh, vaya, debo irme muchacho y gracias por el dinero, seguro te será devuelto este acto de honradez con los demás.

-No ha sido nada, cuidese señor - antes de que el vagabundo hiciera cualquier otro movimiento, él aprovecho para tomar la delantera y empezó a seguir su camino hacia a casa, mientras pasaba olímpicamente de lo que le decía su tan valeroso Mario interior ahora que todo había acabado <<"cuidese señor", ¡¿estarás de broma?!, espero le de algo y no nos lo volvamos a cruzar, ¡¿has visto qué aspecto llevaba?!>>.

Aunque ya hacía unos minutos que caminaba y no había rastro de ese hombre, había una sensación que parecía estar acompañándolo desde ese encuentro, y no era una sensación agradable, era una incomodidad extraña, aunque parecía absurdo y esa opinión era secundada por la voz de su razón, sentía como si le hubiera dado algo más que un billete a ese hombre, se sentía como si le hubiera dado algo o se hubiera creado algún tipo de lazo con ese vagabundo, <<si, será el lazo del miedo, ¡no pienses más bobadas!>>, no paraba de regañarle su cerebro por no dejarle borrar ese recuerdo de ese rostro.

-¡Meforà Só! - pronunció con lenguaje extraño y antiguo, una voz femenina y estridente en un callejón dónde sólo se encontraba un gato y un montón de basura por en medio, de la nada unas llamas negras que parecían haber sacado raíz desde el suelo, apareció el vagabundo de ellas cayendo al suelo con fuertes espasmos y temblores.

Cuando parecía que el corazón o algo iba a salir de su estómago abriéndose paso de su interior, una enorme nube oscura salió de su boca, que en unos instantes tomo forma en una bella mujer.

- Parece que estás llegando a tu límite, maldita escoria - le dijo, al agotado y asustado señor que la contemplaba con auténtico pánico, observándola directamente a aquellos ojos que lo miraban de reojo, entre aquella larga cabellera tan oscura como la noche.

- Déjeme ir, por favor...se lo suplico - aquél señor no sabía por que las había tomado con él, no la conocía de nada y no era más que un pobre sin techo.
- Todos sois unos malditos quejicas, lloriqueáis cuando el daño esta echo - le respondió, con un tono de voz que se podía apreciar el asqueo que le tenía a ese hombre con sólo mirarlo.

- No la conozco de nada, yo no le he echo nada, ¿ por qué...

- Y eso que más da... - le interrumpió, mirándolo con frialdad - todos sois iguales, o es qué nunca te has aprovechado de una mujer antes de caer en desgracia?...que me dices de lo que le hicistes hace 5 años a una empleada de la empresa que llevabas antes de caer en quiebra, a una mujer llamada Sophia Berleski - le preguntó, viendo la cara de sorpresa en aquél rostro tan magullado - ves, eres igual que el resto.

- ¿Cómo puedes saber...quién eres? - preguntó, mientras empezaba a retroceder de ella, arrastrándose por el suelo como una alimaña, satisfaciendo a los ojos de aquella extraña tan lamentable escena.


- Me encanta ver todo aquél hombre que se arrastra como un perro delante de una mujer, te mereces que te suceda cualquier cosa que te ocurra - contemplando con una gran sonrisa, como el gusano,
 intentaba ponerse de pie con la ayuda de la pared y sin mirar atrás intentaba huir de ese presentimiento de muerte - por suerte para ti, todo acabará pronto...Richard Beest - deleitándose con los griteríos de su presa, pidiendo auxilio.

Capítulo 1 (Fugitivo)

Capítulo 1: Porque no todo va siempre como a uno le gustaría 

Me siento solo, no creo que nadie confíe en mí en estos momentos, ni si quiera yo mismo. Me quedo de pie delante de la puerta, admirando aquella casa donde crecí y donde pase los peores momentos de mi vida...pero es hora de marcharme y no puedo echarme atrás esta vez. Antes de salir me acerco a la cocina y comprueba que la nota que he escrito a mis padres está bien situada. Sé que en fondo los echare de menos...Ojalá no tuviera que acabar así, ojalá hubiera otra solución. Abro la puerta con las manos sudadas y con lágrimas en el rostro, me dispongo a salir cuando se acerca mi pequeño gato, llamado Rubí, y se queda mirándome un buen rato, como si supiera que este es el fin. Finalmente cojo el primer taxi que pasa por delante y me voy a casa de mi prima .-Allí nunca me encontrarán-. Pienso .-Allí nunca volveré a decepcionar a nadie-.

Llego a casa de mi prima, estoy llorando mucho, ella me abraza para consolarme, nuestra relación siempre ha sido muy buena, en ella sé que puedo confiar…Me pregunta que me pasa, no la he dicho nada, por lo que tendré que explicarla toda la historia y solo de pensarlo me dan ganas de desaparecer; pero, no puedo, estoy aquí, y solo yo he tenido la culpa. No quiero decirla nada, aún es muy reciente para estar recordándolo todo el tiempo, por lo que solo digo entre sollozos.-No se lo digas a mis padres por favor, me he ido de casa para no volver, es lo único que te pido-. Supongo que me comprende, porque asiente y me mira con cara de comprensión. Me lleva hasta mi cuarto y cierra la puerta, y, por fin, tengo tiempo para pensar.

Odio esto, lo odio.-¡LO ODIO!-. ¿Por qué?, ¿Por qué todo lo malo me pasa siempre a mí? Solo pedí un poco de comprensión, y no obtuve nada, solo quería ser aceptado, pero no, “Tú no puedes, vete con las tías” ¿Acaso les hice yo algo para que me dijesen eso? Siempre me odiaron en realidad, y cuando les di una oportunidad para demostrarlo no la desaprovecharon. Pero…en el fondo todo es mí culpa, no pude controlarme, pensé que a él no le importaría, solo intentaba tener compañía, pero me equivoque le he fallado a todo el mundo, mi padre, que tanto le costó asimilarlo, a mi madre, que siempre estuvo conmigo y a Rubí, la única que se mantuvo fiel, siempre conmigo, a mi lado…y ahora, mírame, con una orden de alejamiento, fugitivo del estado y de mi casa, y solo, más solo de lo que jamás podría haber estado.
Entra mi prima Claudia, me trae en una bandeja un caldo y unos macarrones recalentados para cenar.-Perdón J.B. no esperaba visita y no tengo otra cosa-.
.-No pasa nada Claudia, te agradezco mucho lo que estás haciendo por mí, de verdad-. La contesto, ya mucho más calmado. Me da la bandeja y se sienta en la cama, esperando a que la diga lo que me ha ocurrido. Me lleno la boca para reunir fuerzas y trago.-Nadie me entiende Clau, pensé que al menos había una persona, pero por lo visto me equivoque, metí la pata hasta el fondo, y ahora no puedo volver, si vuelvo, me llevarán a un conservatorio y si no lo hacen me vigilarán hasta el resto de mis días, no me dejarán ir a ningún instituto y quedaré solo, en la calle, para siempre.-
.-¡No digas eso Jaime Bernardo! ¡Eres una estupenda persona, increíble, de las que ya no quedan! Amas a todos los seres vivos, no dices que no a nada ni nadie y siempre estás dispuesto a ayudar, ¡No vuelvas a decir que estarás solo para siempre, ¿Me oyes?, nunca! Y si no, sabes que me tienes para todo y que haré todo lo que sea necesario por ti-. Me pongo a llorar, sabía que podía contar con ella, es la mejor persona del mundo, ojalá todos fuesen así. La voy a dar un abrazo, pero llaman a la puerta.-¡Policía!-.Dicen, me pongo nervioso.-Han venido a por mi Clau, por favor, no me abandones, ¡Por favor!-. Ella me tapa la boca y señala la ventana, veo la escalera de emergencia y me doy cuenta de que ella ya lo había previsto, sale corriendo, va a por su portátil, no lo dejaría aquí ni muerta. Yo salgo de la cama corriendo y oigo como tiran la puerta. Bajamos los dos corriendo, mi prima me señala el garaje y comprendo rápidamente que huiremos en su coche. Abre el maletero y saca dos matrícula, cambia las que están ahora y huimos en su coche, ahora, somos fugitivos.
.-¡Muchas gracias Clau!, eres increíble, en serio-.
.-Jaja, ¿Qué te esperabas de una espía? Te acabo de decir que jamás te dejaría solo y sabes que yo siempre cumplo mis promesas-.
.-Cierto, nunca me has fallado-. Recuerdo como me defendió, hace muchos años, de los abusones de mis vecinos, les dio su merecido, creo que ese fue el momento en el que empecé a verla con otros ojos, unos ojos de admiración.-Bueno, ¿Me vas a decir qué es eso tan malo que has hecho?-. Esta vez si se lo voy a decir, no puedo volver a darla largas…-Clau, pensé que en él podría confiar, me dijo que estaría siempre a mi lado y yo, le intente besar…pero me había mentido, estaba fingiendo, lo grabo todo, y se lo enseñó a los demás, me volví loco, no sabía qué hacer, y cogí un mechero y un desodorante y quemé su casa…-
-.Joe, en buena te has metido J.B., pero te comprendo, yo no sé lo que habría hecho en tu lugar…Pero ¡Toda la culpa la tiene tu padre!, y no lo digo porque te llamó “Jaime Bernardo”, que ya le vale…, sino porque nunca te dio su apoyo, en cuanto se lo dijiste te empezó a tratar como si fueses tonto, pasó completamente de ti y no te habló, eso no es normal, y menos en un padre, que debe aceptar a su hijo como sea-.
.-Eso no es del todo cierto, últimamente ya me estaba volviendo a tratar bien, estaba recobrando nuestra antigua amistad, pero de nuevo, le he fallado, no merezco estar aquí-.

.-J.B. vamos a dejar el tema e irnos a un Motel, mañana será un día muy largo y tendremos que pensar en qué hacer-. Digo que sí y solo puedo pensar en lo que haré ahora, no puedo ir a casa ni dejar que nadie sepa quién soy y ahora, he metido a mi prima en todo esto, debo aprender muchas cosas, y una de ellas es aprender que mis actos tienen consecuencias.