Capítulo 2: Vagabundo, 1ª
parte.
El día de las notas
llegó y como
siempre los esfuerzos dedicados a los libros en esos tres meses, había dado sus
frutos, no había suspendido ninguna al igual que su amiga Ryan, que desde aquél patoso día, los encuentros
entre los dos a solas habían aumentado.
Para que las cosas volvieran a ser parecidas a como eran antes, ambos habían decidido dar un respiro al otro y actuar como amigos, un acuerdo al que ambos accedieron sin siquiera hablar. Ryan podía notar que Mario era muy reservado a lo que se refiere una relación más personal y quería ayudarle a que él diera el primer paso, Mario sin embargo buscaba la manera de poder expressar sus sentimientos hacia ella, los dos tenían ya 19 años y era hora de echarle cartas al asunto, sin más excusas y posibles reacciones de como pudiera reaccionar ella.
Ese
mismo día de ir a buscar el boletín del primer trimestre, en el que los padres de Ryan la esperaban al
aparcamiento, Mario la acompañaba al coche caminando por la acera, como de
costumbre una vez agotado cualquier tema de colegio se imponía ese
incomodo y odioso silenció, creando ese ambiente tan tenso que él precisamente intentaba evitar....por
ello reuniendo todo el valor posible y ver que las navidades estaban ya a la
otra esquina, comprendió que era la mejor oportunidad para sacar el tema que habían propuesto
para quedar, hacia días.
-Ahh...bueno,
ahora que ya hemos acabado las clases hasta Enero, te parece bien qué quedemos para
hacer algo - le dijo nervioso y con las rodillas a un solo paso para que le fallaran
de los temblores que le rrecorrían, imaginando a su yo interior con ojos como platos y sorprendido, <<¡¡¡¿la has
invitado a salir?!!!, ¡¡¡tú!!!, dios santo...venga piensa en algo para la cita....deprisa>>.
-Claro - le dijo con una sonrisa
de lado a lado, ocultando la sorpresa que le era imposible no mostrar la
vocecita que siempre la aconsejaba en todo, <<¡¡¡¿Mario te ha invitado a salir por ahí?!!!, ese
chico debe estar enenfermo pero bueno...¡¡¡no te me
quedes escuchando a mi, dile algo más>> - ¿dónde te gustaría que fuéramos? - <<así me gusta, tu calladita, que decida él que hacer
en la cita, haber si así espabila>>, le decía la Ryan revoltosa, celebrando que Mario se hubiera soltado de una
vez, aunque cauta a que no decidiera echarse atrás.
- El
cine, ¿te parece
bien? - mientras su Don Juan le daba por buena la respuesta, se sentía bastante
nervioso, pero parecía controlar la situación hasta ahora, dando gracias a que sólo faltaban unos metros para llegar
al coche de los padres de ella.
-Si, me encantaría - le dijo sonriente,
viendo como Mario se sonrojaba levemente siendo Ryan consciente de lo nervioso
que se debía sentir, siendo para él, la primera vez que proponía algo, pues siempre había sido ella
quien le proponía alguna actividad para hacer juntos, los fines de semana o por las fiestas
- ¿qué día te iría bien?.
-¿El sábado? - le preguntó - así podríamos ir por la mañana y pasar todo el día juntos, - <<¿todo el día?, ¿no te estarás emocionando demasiado?>>,
entendiendo que su cinciencia le advertia, porqué sabía que apenas podía conseguir hablar
de algo con ella cinco minutos sin haber un enorme vacío de silencio en el medio, como
para pasar directamente a estar todo un día en modo cita.
-Perfecto,
¿quieres que
te acompañemos a casa? - le preguntó, preocupada por el tiempo que se avecinaba y admitiendo también porque deseaba
pasar unos minutos más con él, pues sentía que esta conversación los había acercado un poco más, lo que lo consideraba una buena señal y el inicio de una día esplendido.
-No
gracias, tu vives a la dirección contraria y ya sabes que me gusta caminar, así me da por pensar
en mis cosas, pero si quieres nos llamamos entre tanto hasta que llegue el sábado - le
contestó sonriente, intentando ser lo más agradable posible
con ella.
-Esta
bien - le dijo con tono amable, aunque la respuesta la había decepcionado,
se imaginaba que le dijera eso, ya se lo había dicho otra veces pero nunca había accedido, exceptuando
los días en que sus
padres iban a comer en su casa y así pasaban todo el día juntos, aunque debía admitir que tantas veces escuchar su respuesta, tenía mucha
curiosidad en que debía estar pensando siempre de camino a casa, que siempre necesitaba andar
solo, aunque así como lo conocía, estaba claro el tema en que pensaría hacia su casa hoy, seguro que
estaría comiéndose la
cabeza en que hacer durante la cita del sábado y aunque falta toda la semana aún, sabía que Mario
era de los que le gustaba tener previsto cada segundo de las cosas.
Al ver
marchar a su compañera se dispuso a observar las nubes de su cabeza, pues no
tenían la pinta
de dar muy buen tiempo, al haber la amenaza de lluvia próxima decidió ir lo más deprisa que
le dieran sus piernas hacia su casa, antes de quedar empapado, una absurda
carrera que se hubiera podido ahorrar si hubiera aceptado la propuesta de Ryan,
sino hubiera interferido su absurda timidez de molestar a los padres de ella.
A medio
camino de casa y con los truenos ya dando la bienvenida a lo que iba a convertirse
en una tormenta, un hombre con aspecto descuidado, ropa sucia y en gran parte
descosida y andrajosa, se cubría la cabeza con la capucha de igual aspecto que su ropa, viendo a
simple vista que todo su vestuario ya había sufrido mas de dos chaparrones
como el que se avecinaba.
El desconocido
se puso delante de él, mirándolo con una frialdad que había puesto en alerta todos sus
sentidos, un escalofrío recorrió su espalda mientras un sentimiento de lastima y precaución conquistaba
el corazón de Mario. La mirada de ese desconocido parecía ser capaz
de atravesarlo, como si fuera capaz de ver en su interior algo que el propio
Mario desconocía.
En el
instante en que Mario decidió por optar lo que le decía su vocecita de que echara a correr y pasar de ese hombre con esa
barba sospechosamente bien arreglada, unas manos con gruesos dedos y a la vista
ásperas, con
las uñas sucias, algo normal en el estado de ese hombre, se extendieron delante
de él.
Todo
parecía indicar a
que era un simple vagabundo normal y corriente, pero la discusión que llevaba
mentalmente con su conciencia y su sentido de la intuición, apuntaba a
que había algo extraño, algo que no era capaz de ver con sus ojos, como un
engaño a sus sentidos, el simple echo de mirar su rostro, le provocaba aquella
sensación tan desagradable.
-No te
asustes chico, sólo quería pedirte, si serías tan amable de darme algo para comer, ¿podrías darme algo para poder
comer?...te estaría muy agradecido - su tono pareciá de un hombre muy amable, lo que
sorprendió completamente a Mario, ¿se había dejado
llevar por las apariencias del señor?, o verdaderamente había gato
encerrado detrás de ese hombre.
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