miércoles, 19 de febrero de 2014

Renacer

Renacer
Tengo frío. Pese a tener una manta cubriéndome, el helado entorno que me rodea es más poderoso. Pestañeo. Ahora tengo calor, mucho calor. A mi alrededor solo hay metros y metros de desierto. Estoy sudando, pero pese a eso, noto que mis pies siguen fríos. Una fuerte luz traspasa mis párpados y despierto. Veo que mis pies están fuera de la sábana, me he movido mucho esta noche. Mi hermano mayor está abriendo las ventanas, dejando que entre la luz del Sol y una brisa mañanera muy agradable. Me siento en la cama. Mi hermano mira por la ventana, parece que me intenta evitar, por lo que decido ir yo a saludarle. Me levanto de la cama de un salto y espero a que mis pies toquen el suelo…pero eso no pasa. Miro hacia arriba y veo mi habitación, alejándose. Estoy cayendo, muy rápido, demasiado rápido, como si la gravedad hubiese cambiado. Choco con algo blando y me quedo ahí, inmóvil. Una sensación de impotencia me invade. No puedo moverme, pero mis ojos lo están viendo todo. Un montón de pies se pasean enfrente de mí; estoy en el suelo de la calle, veo miles de personas, que pasan junto a mí, pero nadie me ayuda. Empiezo a oír unas fuertes pisadas y unos zapatos conocidos se acercan a mí. Mi hermano me levanta suavemente, ahora a penas peso. Mi hermano me suelta. Estoy flotando, subo; subo; intento parar, pero algo no me deja, me sujeta por el brazo y me impide bajar. Intento girarme para ver qué es lo que me oprime, pero me suelta. Caigo en mi cama, todo gira a mi alrededor y cierro los ojos.
Estoy en un velatorio. Mi hermano está en un ataúd. Me acerco a él, quiero despedirme. Me arrodillo para darle un beso en la mejilla y cuando le toco, mi hermano abre la boca y me traga. Un destello blanco me ciega. Me froto los ojos y veo una habitación, sin puertas, solo hay un espejo. Miro en él, pero no salgo reflejado yo. Una discusión entre mis padres está invadiendo el espejo. Oigo las palabras “Muerte” y “Depresión”. Algo me empuja y me meto en el espejo. Mis padres no me ven, no me oyen, no me entienden… Decido ir a mi habitación, y veo a alguien, en mi cama. Me fijo en esa persona y me doy cuenta, soy yo; estoy en la puerta, de pie, pero también estoy en mi cama, llorando. Lucho por acercarme pero no puedo, el poco espacio que había entre mí mismo está alargándose. Corro, pero ya no veo la cama. Estoy  en penumbras, corriendo por lo que parece ser un pasillo kilométrico. Siento que si me paro sufriré, así que continúo. Un agujero se abre a mis pies y de nuevo estoy cayendo.
Un zambullido me activa; me estoy ahogando, no puedo salir del agua. Noto que me quedo sin aire, algo me presiona el pecho fuertemente y no puedo respirar. Una ola me arrastra y respiro aliviado. Estoy andando. A mi alrededor no hay más que oscuridad. Sigo andando. Alguien grita, pero sigo andando. Es un niño; está buscando a su madre. Corro hasta él, voy a cogerle en brazos, pero algo me empuja y me lanza contra el niño.-¡Mamá!-.Grito.-Mamá, ¿Dónde estás?-. Estoy andando por un parque, no encuentro a mi madre.-¡Mamá!-. Miles de mujeres se agolpan delante de mí, me dicen que son mi madre, pero yo sigo andando. Tropiezo con una piedra y caigo de frente. Reboto en mi cama y caigo rendido.
Mis ojos no quieren abrirse, pero les obligo a ceder. Estoy en mi habitación. Todo está en su sitio. Pero el aire que respiro se hace más pesado y mire a donde mire, lo veo todo de colores azules y grises. Los muebles empiezan a derretirse y un etéreo pensamiento se posa sobre mi cabeza.-Solo es un sueño-. Me limpio los ojos con la manga y miro a mi alrededor, todo sigue de los mismo y deprimentes colores que hace un rato. Repaso todos los sueños que he tenido hasta ahora en busca de una solución. .-Morir-. Pronuncio. En un sueño no se puede morir, es la única forma de escapar de este infierno. Me levanto de la cama y temo volver a caer, pero esta vez el suelo se mantiene. Ando de puntillas y todo vuelve a empezar a derretirse. Respiro fuertemente con la nariz y ando por el inmenso pasillo que me llevará a la cocina. Fijo mi mirada al cuchillo más afilado y me concentro en su brillo metálico. Sin más dilaciones lo cojo y decido clavármelo en el pecho, esperando que algo me detenga.

Unas cuantas gotas caen al suelo, de repente, todo vuelve a ser de su color original y mi respiración se acelera. Un grito desgarrador me sale de dentro e invade la inmensa casa. Me saco el cuchillo y caigo al suelo. Las gotitas se han convertido en un charco y noto como me empapan el pijama. Apoyo la cabeza en el suelo de losas marrones y oigo a mis padres, entrando en la cocina, mi madre me grita, pero no la oigo. Solo intento mantener abiertos mis ojos, pero mis esfuerzos son en vano. Lucho por respirar, pero no puedo, y de nuevo…tengo frío.

lunes, 17 de febrero de 2014

Capítulo 2 (ETERNIDAD)

CAPÍTULO 2

  Aún me siento nerviosa por la sensación de anoche y, por eso,  por más que intento concentrarme, no lo consigo.
        -      Date prisa  - Elizabeth me está mirando desde la puerta y susurra nerviosa. Al  ver que no reacciono se acerca y me pellizca.  
        -      ¿Te quieres dar prisa?   - dice enfadada.
        -      Oye, podrías hacer tu algo, que ha  sido idea tuya  - digo mientras me froto el brazo y frunzo el ceño. A veces no puedo creer la cara que tiene.
        -      Ya, Dana, pero si te pillan a ti no pasa nada.  - dice mientras sonríe y vuelve a asomarse por la rendija de la puerta para asegurarse de que no viene nadie.
        -      Sí, nada menos que una encantadora  semana de castigo fregando suelos. No hay                 que olvidar  la bronca que me echara Erina  -  digo mientras pongo los ojos en blanco.
  Erina es la jefa del servicio. Por lo general es encantadora, pero cuando se enfada puede ser muy cabrona y tener demasiada imaginación. Normalmente cuando me castiga, me suele mandar a encargarme de la limpieza, comodidad y bienestar del príncipe Eric y sus aposentos, persona a la que yo odio profundamente. Ella lo sabe, aunque está empeñada en que hacemos una buena pareja y me tortura con ello cada vez que me castiga. El sentimiento de odio entre Eric y yo es mutuo, asique esa semana me toca trabajar el doble para complacer al principito y él se lo pasa de lo lindo. No le puedo explicar a Elizabeth todo esto porque ella también está empeñada en emparejarme con su hermano, cosa imposible por diversas y notorias razones, y se aseguraría de que me castigaran normalmente además de idear planes malvados con Erina. Asique me limito a decirla que me toca fregar suelos y evito problemas.  Y bueno, os preguntareis, ¿Cómo es el encantador príncipe Eric, con quien estas dos intentan emparejarme? Es el típico miss perfecto.  Es guapísimo, esta buenísimo y es bueno en todo lo que hace; bueno, más que bueno es que todo lo hace perfecto.  Alto, moreno, de ojos verdes, atlético, caballeroso…resumiendo, el típico sueño de toda mujer por lo que parece a excepción del mío. Para mí es un hipócrita borde que no valora lo que tiene y todas sus fans unas idiotas descerebradas que solo  valoran el físico. Seguramente si yo cogiera una estúpida espadita o hiciera cualquier cosa “típica” de los hombres las haría mejor que ellos, pero aquí lo que piense una mujer importa una mierda… Dejémoslo que me voy del tema, es un autentico capullo y lo demuestran la cantidad de callos, rozaduras y cicatrices que se me han quedado de tener que limpiar por su culpa.
       -      Venga no te quejes  -  dice Elizabeth - seguro que no es tan duro…
  Pongo cara de “a que te doy” mientras intento refrenar mis instintos asesinos.
        -      Claro, es verdad, no se puede comparar con el horrendo castigo que recibirá nuestra pobre princesita. Tendrá que aguantar una pequeña charla de su padre sobre su inapropiada conducta y  se librará en pocos minutos de todo castigo – digo sarcásticamente.
       -      No tiene gracia, tendré leerme por enésima vez el puñetero libro de leyes y normas de la realeza. No sabes lo horrendo y aburrido que eso- dice enfurruñada.
       -      Venga no llores  -  digo vacilándola y riéndome a la vez.
  Me saca el dedo mientras se hace la indignada. Menudo tesoro de princesa.
       -      Guárdate el teatro para luego, que o nos vamos ya o nos va a caer una buena.
  Salimos rápidamente de la habitación y nos dirigimos al bosque.
                                                        
  Cuando llegamos al bosque, cosa que no tardados mucho ya que estábamos cerca de la puerta trasera, no podemos parar de reír. El pobre infeliz que entre en aquella habitación se va a llevar un buen susto.
  Caminamos hacia el interior del bosque cuando oímos un ruido, alguien nos está siguiendo. Nos damos la vuelta sigilosamente y de unos matorrales aparecen dos cabecitas. Son Zendala y Jonathan, los hermanos mellizos pequeños de Elizabeth.
  Jonathan es un muchacho soñador, valiente y divertido que,  aunque solo tiene  12 años,  ya es todo un experto con la espada. Nadie puede ganarle con ella a excepción de su hermano mayor Eric, pero ese es miss perfecto. Zendala es una  muchacha sonriente, de carácter risueño y alborotador, que odia los modales. Según ella son solo cursiladas a las que tienen sometidas a las mujeres.  Los dos son encantadores y muy revoltosos, y vuelven loca a su institutriz.
  Los dos hermanos se nos acercan.
       -      Hola Dana  - dice Zendala, parece desganada y triste, me pregunto que habrá pasado. Jonathan me saluda con un gesto de cabeza.  Ese odioso gesto lo ha sacado de su hermano, a quien esos dos enanos adoran, pero que a mí me pone de los nervios.
       -      Eli, tienes que venir a casa.  -  dice Zendala, cada vez parece más nerviosa.
  Elizabeth mira extrañada a su hermana.
       -      Papa me dijo ayer que me reuniera con él a las tres, ¿ha pasado algo?
       -      Son las tres y media  - dice Zendala con una sonrisa triste.
       -      ¿QUEEEEEEEEEEEEEEEE?  - gritamos Elizabeth y yo a unísono.
       -      Oh dios mío llego súper tarde, mi madre me va a matar…, Eli luego nos vemos y me cuentas que tal. Adiós enanos  -  digo guiñándoles un ojo mientras corro hacia casa. Intento no darle importancia al estado de Zendala, aunque estoy preocupada.
  Caminaba rápido pensando cómo explicarle a mamá mi notario retraso, cuando choco con una persona que no he visto. ¡Estoy en Babia!
   Mientras ayudo a la señora Doufel  a ponerse en pie, ella me mira tristemente.
       -      Deberías irte a casa cielo  -  dice.
  Voy a preguntarle qué pasa, cuando oigo a la gente gritar e insultar a alguien en la plaza principal. ¡Iban a quemar a una mujer acusada de brujería! Eso es algo no ocurre desde hace años. El pánico va apoderándose de mí, solo hay una bruja en todo el pueblo. Corro hacia la plaza y mis temores se hacen realidad. Me quedo helada. Se lo que está pasando, lo veo, pero no lo asimilo. ¡Van a quemar a mi madre! Pero eso no puede ser, mi madre no ha hecho nada, nunca ha hecho nada…
  Los ojos se me llenan de lágrimas y salgo corriendo hacia ella. Estoy a punto de llegar al estrato cuando dos guardias me apresan.
       -      ¿Se puede saber qué coño pasa?  -  grito  -  Ella nunca ha hecho nada, ¡nunca!  - las lagrimas surcan mis mejillas. Estoy furiosa, mucho más de lo que lo he estado nunca.
  Los guaridas se miran, dudan si decírmelo o no.
       -      ¡Decírmelo! tengo derecho a saberlo... joder, soltadme ¡SOLTADME!  - los guardiasme agarran con más fuerza. Ilusos, sino quieren soltarme peor para ellos. Lo pagarán con la vida. Estoy a punto de chamuscarlos como están haciendo ellos con mi madre, cuando alguien me golpea en la espalda.
      -      Soltadla  -  dice Eric. Los guardias obedecen al instante. Se han librado por los pelo. Eric tira fuertemente de mí hacia un callejón lejos de la multitud aunque yo intento resistirme, pero claro aquí el fuerte es el no yo. Ya me daba a mí que no era un acto caballeroso, seguramente me echará alguna charla.
       -      ¿Se puede saber qué coño te crees que haces? ¿Quieres ir de cabeza tú también a la hoguera? -  me grita frustrado. Vaya si que estaba estresado, nunca le había oído decir una palabrota. Eso habría sido muy divertido de no ser porque estaban quemando a mi madre en la hoguera.
        -     Perdona ¿Se puede saber qué coño ha hecho mi madre para estar en la hoguera? ¿Qué ha hecho? ¿Sus majestades se han cansado de ella y han decidido matarla? ¿Dónde están tus padres?, ¿dónde están tus puñeteros padres Eric? ¿La mandan a la hoguera y luego no tienen el valor para venir?  -  en sus ojos puedo ver rabia. Seguramente si hubiera sido un tío me habría pegado, pero por lo que parece es encantadoramente caballeroso hasta cuando se enfada y nunca pegaría a una chica. JA, peor para él.
       -      Mis padres están muertos, han sido asesinados.
       -      ¿Qué? – Me siento mal por todo lo que he dicho, pero hay otra cosa que me angustia más que eso, ¿qué coño tenía que ver con mi madre? Lentamente caigo… no… era imposible… ella no haría daño ni a una mosca… Le interrogo con la mirada, no podía creerlo, necesito oírlo de sus labios.
       -      Alguien entro ayer por la noche en el palacio. Dana utilizaron magia, les mataron con magia…y solo hay una bruja en el pueblo. Además vieron a tu madre entrar a palacio ayer por la noche - la voz se le quiebra. Lentamente recupera la compostura y su voz vuelva a ser fría y monótona como siempre - Seré coronado rey mañana por la mañana. Hasta entonces el Consejo toma las decisiones. No han dicho nada de ti, no tienes cargos. Te protegeré.
Empiezo a llorar desesperadamente. Eric se acerca y me acaricia la mejilla.
       -      Pero… pero… mi madre… nunca haría algo así. Tienes que creerme… Eric por favor… ayúdala…  -  sollozo desesperada.
Suelta aire lentamente. Nunca le había visto tan frustrado ni desesperado. Nunca había mostrado tanto sus emociones como ahora.
       -    Dana… lo siento. Si fuera rey sería diferente… habría un juicio… sabes que yo no permitiría esto… - su voz suena rota. Más que intentar convencerme a mí de ello, se está intentando convencer a sí mismo.
Aparto su mano de mi mejilla de un manotazo.
       -      Pero no lo eres…  - le corto fríamente y salgo corriendo. Sé que no estoy siendo justa con él, pero no quiero oír nada más… Solo quiero salvar a mi madre.
  Cuando llego a la plaza ya es demasiado tarde. Mi madre está atada en un palo, en el centro de la plaza, quemándose.
       -      Cuidad de ella, por favor…  -  dice antes de morir.
  Me desplomo en el suelo, sollozando. La desesperación va dejando paso a la rabia y el odio. Mi madre siempre había querido el bienestar del pueblo y, vale, era una bruja, pero ella no mataba ni a una mosca. Solo ayudaba, sonreía y regalaba piruletas a los niños tras curarles  por lo valientes que habían sido. Solo era la mejor madre del mundo, y ellos me la habían arrebatado injustamente.
  Al cesar las llamas, corro hacia los restos de mi madre y veo un ligero resplandor medio enterrado entre las cenizas. Es su precioso anillo medio chamuscado. Rápidamente lo cojo. En mi mente sólo hay una palabra: “venganza”. Tengo ganas de chamuscarlos a todos con un rayo, e intento hacerlo, pero de mi boca empiezan a brotan palabras y mas palabras sin sentido, que acaban convirtiéndose en un cantar maldito. Lentamente empiezo a convocar a los elementos, a la muerte y a la tragedia. Mis pies se despegan del suelo, mi cabello flota detrás de mí y mis ojos se oscurecen. Me siento genial, llena de adrenalina.
             
              “Eterno invierno,  campos sin vida…
 La luna llena, una derrama de sangre…
 Un aullido, la sentencia de un ganado…
Un descuido, la muerte.
Un rey sin corona, un pueblo maldito…
Una maldición echada, de buen merecido.
Llorar y suplicar infelices,
Hoy muere vuestro destino...”


  Nadie se mueve. Todos están demasiado horrorizados. La verdad, me siento fatal y lo siento muchísimo por Elizabeth, es mi mejor amiga y no quiero hacerla daño; por sus hermanos pequeños y hasta por Eric, tendrá que gobernar en un pueblo maldito. Echare de menos a Erina, con sus manías, y a la señora Doufol, por preocuparse siempre por mí; pero nunca puede negarse el instinto de una bruja, si tu magia te dice que hay que hacer algo, hay que hacerlo. Tu magia solo actúa por su cuenta cuando sigue una profecía, y por lo que parece yo estaba involucrada en una… Respiro lentamente hasta que mi pulso vuelve a la normalidad y veo demasiado tarde una flecha que se dirige hacia mí. Rápidamente me teletransporto al bosque, aunque no lo suficientemente rápido y la fecha se clava en mi brazo dolorosamente.
                                                 …

  Corro lo más rápido que puedo.  Me agacho, esquivo matorrales, ramas… salto piedras, raíces y troncos caídos. Voy lo más rápido que puedo pero siento que no avanzo. El cansancio empieza a hacer mella en mí, me duele el pecho y me cuesta respirar. La herida me arde, recordándome que está ahí. Tropiezo con una raíz  y caigo al suelo. Intento levantarme pero mi cuerpo no responde. Está entumecido, dolorido y herido. Mi visión se nubla y me desmayo.
                                                                
       
  Potentes rayos de sol chocan contra mi cara. Poco a poco voy abriendo los ojos y un fuerte dolor de cabeza me azota. Recuerdo sobresaltada lo ocurrido e intento incorporarme rápidamente, pero un latigazo de dolor me hace caer de nuevo al suelo. Lentamente intento incorporarme de nuevo. Poco a poco lo voy consiguiendo, y al final me siento. Al intentar levantarme del todo me entran náuseas, asique decido sentarme y reflexionar sobre lo ocurrido. Veamos, han quemado a mi madre en la hoguera, mis instintos asesinos mágicos me han hecho echarle una maldición a mi pueblo y seguramente los aldeanos hallan quemado mi casa. Además, he quedado como una llorica histérica delante de Eric, aunque que él, por primera vez, ha estado bastante majo; y me han intentado matar con una fecha. Lo más gracioso de todo es que solo es poco más de medio día, ¿que pasara esta tarde?, ¿una manda de peluches asesinos? Viendo como ha empezado el día puede suceder cualquier cosa. Esto es una mierda, mi vida es una auténtica mierda. Necesito llegar a mi casa lo antes posible, bueno si sigue existiendo y llevármela de aquí. Todavía no sé muy bien cómo, pero juraría haber leído algo en un libro de hechizos de mi madre.


  Ahora si me incorporo del todo y veo estrellitas al intentar mover el brazo. Mejor lo dejamos quietecito. Lentamente rasgo la manga de mi vestido, la herida no tiene buena pinta y no para de sangrar. Cojo el trozo de tela que es desgarrado y lo utilizo como venda. Espero que sirva y aguante. Poco a poco voy recorriendo el sendero de camino al pueblo. Me paro al final de este. Para llegar a mi casa necesito atravesar todo el pueblo ya que esta se encuentra a las afueras. Va a ser complicado.

lunes, 10 de febrero de 2014

Olor a muerte

Olor a muerte

Desgraciadamente todos hemos sufrido la muerte de un ser querido alguna vez, cuando nos dan el pésame intentamos afrontar la situación lo mejor que podemos, pero… a veces eso no es suficiente.

Axel, Axel, quiero ver a Axel. No consigo que mis palabras salgan de mi boca, solo veo luces blancas y oigo un pitido cada 3 segundos que me está poniendo de los nervios. .-¡SOLO QUIERO VER A AXEL!-. Esta vez mis palabras si fluyen. La puta máquina de los pitidos no deja de sonar, comprendo que está enganchada a mí, son mis pulsaciones. Levanto la cabeza y veo una habitación de hospital, no recuerdo nada, solo sé que quiero ver a Axel. Una enfermera entra corriendo, regula la máquina y me pide que me tranquilice, pero estoy muy alterada para eso .-¿Dónde está Axel?-.Pregunto preocupada, las lágrimas, no sé si de frustración, miedo u odio, me recorren la mejilla como si fuese un afilado cuchillo que me está rajando la piel. La enfermera me pide que me relaje, me está empezando a joder que sea tan pesada, pero la verdad es que estoy cansada. La lágrima llega a mi boca y me recuerda al sabor de los labios de Axel, no entiendo porque no me deja verle, no ha parado de hablarme como si fuera gilipollas o algo así desde que ha entrado, y solo la he entendido –tú-Axel-caída-muerto-, de repente estoy llorando, desconsoladamente, intento parar, pero soy incapaz, está señora me acaba de decir con toda tranquilidad que Axel ha muerto, y… y ¡Tengo miedo!, la enfermera sale de la habitación y mi madre entra, está llorando, pero creo que es de felicidad, yo, sin embargo, nunca he probado unas lágrimas tan amargas.

.- ¡Ala! ¿Cómo te lo has hecho?-. ¿Por qué es tan toca-pelotas la gente? Estoy destrozada, tengo una pierna rota y me acabo de enterar que mate a mi novio. Hago como si no le hubiese oído, subo a mi casa con mi madre y voy directamente a la cama, en este momento solo quiero…llorar. Mi madre me cierra la puerta de mi habitación, miro todas las fotos que tengo de Axel, intentando buscar un alivio, que sé que nunca llegará.-Fui yo, yo te mate, mi madre no sabe nada, pero yo sí, yo le sé todo-.Suelto un grito desgarrador, me tiemblan las manos y mi único compañero de cama es el osito que me regaló Axel por mi último cumpleaños.-¿Por qué no me detuviste? Sabías que estaba borracha, lo sabías perfectamente, pero aun así dejaste que siguiera bebiendo y ahora la que está aquí, viva, soy yo y tú estás muerto, ¿Por qué coño no me hiciste parar?-.No, él no tuvo la culpa, fui yo, yo soy mi propia responsabilidad, y yo tengo toda la culpa de lo sucedido aquella noche, que recuerdo perfectamente, como si hubiese sido ayer mismo... esa noche, iba a ser nuestra primera vez, me había invitado a su casa y yo llevé una botella de Whisky para celebrarlo. Entré, me beso y empezamos a beber, bebimos, no paramos hasta que nos terminamos la botella, yo había bebido considerablemente más que él puesto que nunca había sido muy alcohólico. Fui al baño, llevaba la borrachera más grande que había vivido en mi vida de 17 años. Cuando salí del baño le vi, asomado al balcón, me entraron unas ganas locas de besarle, así que corrí y me abalance sobre él, se giró y me dijo.-Siempre juntos, ¿Me lo prometes?-. Le bese en sus labios mientras le acariciaba sus marcados pectorales mientras bajaba por su pulido abdomen. Recuerdo el color bronceado de su piel, sus ojos color miel y su pelo, que le cubría hasta la frente dándole el aire sexy que tanto me gustaba de él. No pude evitarlo, quería hacerlo ya, me intente montar sobre él, pasándome de fuerza, me precipité por el balcón, y él me agarro, pero yo no deje de moverme, hasta que perdió el equilibrio y los dos caímos. En pocos segundos choque con algo, no llegaba a ser duro del todo, pero fue lo suficiente como para dejarme inconsciente.
No recuerdo nada más, solo sé que fue mi culpa, me paro en una foto, de cuando estuvimos en la playa, disfruto de su cuerpo, sabiendo que no volveré a tocarlo, verlo, ni rozarlo nunca más. Doy un puñetazo a la pared, me hago daño, pero no es nada comparado con el vacío que siento y, me doy cuenta, yo no debería estar viva, él debería estar vivo ahora, y yo, muerta. Este tipo de pensamientos solo hace que entren náuseas y que quiera estar muerta. Me levanto de la cama y cojo las muletas.
Voy andando como alma en pena, creo que me he saltado como mínimo tres semáforos en rojo, pero no soy capaz de saber si lo he hecho a propósito, en busca de una solución rápida a todos mis problemas. Mire a donde mire veo a chicos, los que no tienen el pelo como él tienen los ojos y los que no, tienen su mismo color de piel.-¡Dios! Parar ya-. Empiezo a correr con las muletas, sin hacer caso a la gente que me mira como si estuviese loca. Lloro, lloro, no puedo dejar de llorar, me siento como una puta mierda y sé que lo único que podría hacerme bien en este momento sería oír su voz, pero, es imposible, está muerto y jamás volveré a oírle. Tropiezo con la muleta y caigo, levanto la mirada y no sé si es cosa del destino o pura casualidad, pero estoy delante del edificio de Axel. Busco en mi sujetador a ver si aún siguen ahí las llaves, tengo suerte y las encuentro. Subo hasta el piso 8, abro la puerta de su casa y por un momento, sonrío, me llega hasta la nariz el olor que solía portar, un olor fuerte, empalagoso, pero dulzón, amo ese olor. Se me va la sonrisa y veo la casa, todo, todo me recuerda a él y no resisto la tentación de irme hasta su cama, en la que tantas veces había dormido junto a él, en busca de cualquier cosa que me quite este dolor, del cual pienso que… jamás me curaré. Busco su aroma por la almohada y me pego lo máximo que puedo a las sábanas de su cama. Lloro, lloro, no puedo dejar de llorar, esto es mucho peor, pensé que sentirme más cerca de él, me permitiría dejar de llorar, pero en cambio, estoy llorando, más que en ningún momento de mi vida y decido que solo me queda hacer una cosa.
Desgraciadamente todos hemos sufrido la muerte de un ser querido alguna vez, cuando nos dan el pésame intentamos afrontar la situación lo mejor que podemos, pero… a veces eso no es suficiente. Miro al frente y veo el cielo, agacho la cabeza y veo otro edificio, más abajo, el suelo. No puedo dejar de pensar en lo que estoy haciendo, mi madre, ¿Qué pasará con ella?, estoy a punto de retroceder, pero me llega la imagen de Axel a la cabeza y me quedo quieta. Yo tendría que estar muerta, no tendría que estar aquí en este momento, yo, solo puedo hacer una cosa. Me limpio los ojos con la manga. Algo en mi cabeza dice.-No lo hagas Sofía-.Pero no hago caso, miro el suelo, ahí, ahí murió Axel. Yo debí morir ahí, no él.

.-Te lo prometo, Axel-.doy un paso dejando suspendido mi pie en el aire y pronuncio.-Siempre…juntos-.

jueves, 6 de febrero de 2014

Capítulo 5 (La última Palabra)

Capítulo 5: Escapada a la montaña

Estoy corriendo hacia la estación de tren con la maleta cogida en brazos, me había quedado dormido y si no me doy prisa no llegaré al tren. Lo empiezo a ver a lo lejos y como se cierra la puerta, Susan, Cloe y Hurley están ya dentro. Finalmente consigo entrar en el último momento.
Tras una larga bronca de Susan y Hurley, me empiezan a explicar que haremos en la montaña, y para que hemos alquilado esquís. Íbamos a entrenar, en un pico de los Pirineos, nuestros reflejos, nuestra coordinación y nuestro control del cuerpo, lo cual nos ayudará en las batallas.
Nada más llegar Hurley y Susan ya nos atosigan a Cloe y a mí para que dejemos el equipaje en el hotel y vallamos a un pista de esquí, donde Hurley nos explica que pruebas deberemos hacer.- Cloe, Mark, atended: en esta parte del entrenamiento deberéis bajar esquivando a todos y cada un de los muñecos, pero eso si, no os alejéis mucho de ellos, puesto que les tendréis que quitar las bufandas. Son 10 muñecos y ahora Susan os hará una demostración.
Nos giramos para ver a Susan, la cual se acaba de tirar por la pendiente a mucha velocidad, pasa por el primer muñeco y le quita la bufanda, después el segundo y también, a si todos hasta que termina.Después de ver esta perfecta ejecución del ejercicio, me toca hacerlo a mí, por suerte yo ya había esquiado alguna vez, no como Cloe, la cual tiene problemas hasta para mantenerse en pie. Hago la prueba y para ser la primera vez, lo hago notablemente, puesto que recojo siete de diez bufandas. Cloe sin embargo no consigue más de dos y había estado a punto de caerse, pero aún así no se rinde por lo que al final del día ya es una maestra, pero estaba un poco pálida, por lo que volvemos rápidamente al hotel para dejarla descansar.Ya en el hotel, le ponemos el termómetro, el cual marca 39º y el médico la manda reposo absoluto.Susan la explica.- Cloe, cariño, mañana te quedarás aquí descansando mientras nosotros entrenamos, no te preocupes, vendremos a verte cada hora.-
Cloe medio dormida asiente y mientras Hurley y yo cogemos las cosas para la siguiente parte del entrenamiento. No puedo dejar de fijarme en las caras de culpabilidad de Susan y Hurley, por lo que me prometo hacerlo perfecto hoy para que se sientan orgullosos.
Al llegar a la pista Hurley me explica el ejercicio. Esta vez el ejercicio se trataba de pasar por unos aros, lo suficientemente grandes para que pase yo, pero no lo suficiente para que por ejemplo pudiese pasar Hurley, por lo que Susan (Un poco más menuda pero aun así de gran tamaño) hace otra vez el ejemplo.También me explican que este ejercicio era para mejorar el control del cuerpo.Lo hago una vez, y solo fallo en uno que estaba demasiado lejos para llegar, y, al volverlo intentar lo consigo, pero justo cuando lo paso me choco contra algo…pierdo la conciencia.

Capítulo 4 (La última Palabra)

Capítulo 4: Susan y Cloe

Han pasado varios meses desde lo del mendigo, en los que me he estado entrenando muy duramente con Hurley, el cual dice que ya estaré por lo menos al nivel 2 y que progreso muy rápido. Esto también se debe a que Hurley consiguió de alguna forma hacer que no tengamos que ir al instituto, y así tener todo el día para entrenar.
Pero no todo era un camino de rosas, puesto que los tiñidos podían atacar en cualquier momento y esto me lleva a un día específico en que por primera vez vería a un MAGGER, pero no uno cualquiera, ese día vi por primera vez un MAGGER de nivel 4.
Ese día, estaba regresando, por la tarde, a mi casa después de varias rudas horas de un entrenamiento tan cansado que hizo que mis ojos luciesen un gris apagado; volví a ver una luz blanca. Ya había visto esto otras veces desde lo del mendigo, solo tengo que esperar a ver que es lo que se duplica y atacar en cuanto lo viese, pero…esa vez era diferente, no había nada que se estuviese duplicando, y, cuando ya estaba a punto de seguir caminando oigo a alguien gritar pidiendo ayuda, voy corriendo a donde he oído el grito. Cuando llegué vi a mis dos mejores amigas del instituto, Susan y Cloe, a las que conozco desde donde alcanza mi memoria, luchando con un grupo de más de diez tiñidos.
Al ver esto me quedo más que sorprendido, dos personas con las que llevo desde antes de empezar a andar, eran MAGGERS…
Cloe cae al suelo me ve y me suplica ayuda, yo me lanzo contra los tiñidos que la están atormentando, la separo de ellos, y al verlos por primera vez, pienso que jamás me los habría imaginado así. Eran como humanos pero estaban recubiertos de una capa de pelos negros y llevaban todos una máscara igual, de color amarillo y con una boca blanca pintada, pero me fijo que no todos llevan la máscara así, había dos que la tenían verde y a los cuales se les veía más fuertes y corpulentos. Estos tiñidos de la máscara verde, estaban luchando contra Susan que tenía una mochila a su espalda, hacia la cual parecían tener interés los tiñidos.
De repente veo una sombra en el suelo, la cual se va agrandando, hasta que en el lugar en el que la sombra está cae un hombre, un hombre recubierto de una capa verde oscuro y con un bastón en la mano. La cara de Susan se ve más alegre al ver a esta persona, en ese momento entendí que era un MAGGER.
Él desconocido hace un grácil gesto con la mano, apoyando su bastón en el suelo, todo empieza a vibrar, y una luz blanca ata a los tiñidos los cuales desaparecen enviados a una prisión del mundo Refulgente.
Susan se levanta, coge su mochila con la mano y le dice a Cloe.- El señor Mantur, a llegado.- Susan le entrega la mochila a Mantur. La agarra y se la pone a la espalda mientras dice.- Siento el retraso señoritas, esta de aquí no era la única “fiesta de bienvenida” que nos tenían montada.- A lo que Susan contesta.- No se preocupe, al menos esta aquí.-
Cloe corriendo hacia Mantur le dice.- ¡Gran señor Mantur! Tenía tantas ganas de conocerle, soy Cloe.- El riéndose amigablemente le contesta.- Encantado de conocerte Cloe.- Después se gira, me mira seriamente y me pregunta.- ¿Y tu quién eres?- Yo nervioso le digo.- Mark Mage, señor.- El se sorprende y comenta.- Me parece que nos volveremos a ver en otra ocasión más oportuna, hasta entonces cuídate Mark Mage.-
Tras lo cual me guiña un ojo como si me conociera de toda la vida y añade a su comentario
-Lo mismo os digo a vosotras chicas y gracias por haber cumplido el encargo, se os sumará la experiencia en cuanto haga llegar la noticia.- De repente abre la capa, pega un giro y desaparece, dejando suspendida en el aire la palabra “adiós”.
En cuanto desaparece les pregunto a Susan y Cloe muy alterado.- ¿Desde cuando sois MAGGERS?, ¿Quién era ese?, ¿Qué había en la mochila?, ¿Por qué podía ver a los tiñidos?- Van las dos a hablar pero Susan se adelanta y dice.- Tranquilo Mark, tranquilo. Ese era el gran señor Mantur, uno de los 6 MAGGERS de nivel 4 descendiente directo del mismísimo Mestyc. Dentro de la mochila había tácticas ofensivas y defensivas para utilizar con el Señor de las Tinieblas. Por otra parte… a los tiñidos los veías porque no querían robar una sombra, si no un objeto en sí y para eso no pueden ser invisibles. Y, finalmente, ¡¿ Cómo qué “¿Desde cuándo sois MAGGERS?” ?!, la pregunta sería desde cuando lo eres tú.
De repente aparece Hurley de la nada y preocupado pregunta.- ¿Qué a pasado, estáis todos bien?- Todos le miramos y dice Cloe con su bonita sonrisa.- Si, estamos todos bien, gracias por preocuparte.- Susan más tranquila vuelve a decir.- Venga Mark, ¿Cómo es que sabes que son los MAGGERS?, y Hurley, tu también ¿Verdad?, ¿Cómo es que lo sabéis?, y ¿Desde cuando lo sois?- Hurley la contesta.- Yo desde hace más de un año, y Mark no lleva apenas dos meses, y por lo que veo tu llevas bastante tiempo siéndolo, se te nota en algo…no se el que exactamente… bueno, decirme: ¿Cómo es que nunca me había enterado de que erais MAGGERS?- Cloe dice.- Yo aún no soy, puesto que Susan se dio cuenta de que yo lo era a principios de septiembre, ella sin embargo ya es de nivel 3 y lleva dos años como MAGGER.- Hurley asiente, se le pierde la mirada en la nada, y yo pienso en lo inteligente que es por como había sido capaz de identificar el tiempo de Susan como MAGGER.
Pasa un rato hasta que Hurley reacciona, y finalmente, tras mantener una larga conversación, se va con Susan
Yo me voy, y, puesto que soy vecino de Cloe desde pequeños, ella me acompaña. Estamos todo lo que queda de tarde juntos y acabamos en un parque por la noche, ella me había explicado porque hacía tanto tiempo que no la veía. Resulta que se habían ido (ella y Susan) a Australia, en busca de aquella mochila. En este país se encontraba otro de los MAGGERS de nivel 4, los cuales estaban repartidos por todo el mundo.
Tras un largo tiempo en el parque, Cloe se levanta me da un beso en la mejilla y dice.- Bueno Mark, ya es tarde, he de volver a mi casa.- Se gira con un gesto muy ligero y da un grácil salto hasta el tejado de una casa y se va corriendo.
Yo vuelvo solo ha mi casa y no puedo dejar de pensar en Cloe, en su pelo largo y marrón, sus preciosos ojos color caramelo y su suave y delicada piel de un color café con leche, parecida a la mía.
Cuando llego a mi casa están Hurley y Mandy esperándome, las miro y pienso que harían una buena pareja, los dos altos, con la piel morena y con un cuerpo que realmente impone.

Hurley se acerca a mí y me dice.- Susan y yo hemos estado hablando y dentro de una semana…nos vamos los cuatro a la montaña.






Capítulo 3 (La última Palabra)

Capítulo 3: Todo se basa en las sombras

Hurley me empieza a explicar.- Mark, los MAGGER somos un grupo de personas, descendientes del mayor y más sabio mago, o como preferimos llamarnos nosotros liberadores de sombras, que ha existido en el mundo: “El Gran Liberador Mestyc”; el cual encerró al “Señor De Las Tinieblas”, hace miles de años en el fatídico mundo Refulgente, hace miles de años. Pero, hace poco, fuimos avisados de que un terrible mal se había desatado en estas tierras, efectivamente el Señor de Las Tinieblas había sido liberado de su prisión, ¿Por quién?, no se sabe…. Desde el momento en que recibimos la señal de alarma todos los MAGGERS hemos lanzado un conjuro, el Mestycus, este conjuro fue creado por el Gran liberador Mestyc, y es necesario para proteger todas las sombras, las cuales son escondidas, de forma que cuando los tiñidos, ven un objeto, cubierto con ese conjuro, se creen que no tiene sombra y lo dejan tal cual- En ese momento interrumpe Rufus, el padre de Hurley, con dos vasos de zumo de naranja y un par de sándwiches, miro por la ventana y me doy cuenta de que ya es por la tarde. Rufus le da la bandeja a Hurley y se va cerrando la puerta tras de sí.
Yo antes de nada, me como el sándwich, me bebo ansioso el vaso de zumo y le digo a Hurley.- Hurley, como comprenderás me quedan muchas cosas por asimilar, pero, sigo sin entender donde cuadra el hombre negro del baño en todo esto…- Hurley deja el vaso de zumo en la bandeja y dice.- Es verdad, casi se me olvida.
En esta parte de la historia es donde nosotros entramos, los MAGGERS. Nos dividimos en 5 niveles, tan solo hay 6 MAGGERS de nivel 4, y solo ha existido uno de nivel 5, El Gran Liberador Mestyc. También he de decirte que los MAGGERS, tenemos un tope, es decir, cada MAGGER puede llegar a alcanzar un nivel, yo por ejemplo podré llegar a ser de nivel 4, lo cual es muy bueno-.
-Un momento- Digo yo.- ¿Como se sabe a que nivel serás capaz de llegar?- Hurley me contesta terminándose el último sorbo de zumo.- Se lo tienes que preguntar a cualquier MAGGER de nivel 4 los días de Congregación, en agosto. Estos días de Congregación sirven para saber a que nivel será capaz de llegar un MAGGER principiante, como tú, y de esta forma encargarle las misiones correspondientes a cada nivel, aunque también es donde podrás elegir si quedarte en el mundo de los MAGGERS o vivir como una persona normal, una vez hayas decidido esto serás oficialmente un iniciado, por cierto, en cuanto seas un iniciado podrás hacer que los hombres normales no te vean, esto te vendrá genial para cuando te encarguen las misiones. -.Veo que está empezando a sudar, esta como...agobiado. Estoy a punto de decir que se pare a tomar agua, pero el prosigue-. Dicho esto, te voy a decir que tipo de misiones son encargadas a cada nivel:
Las misiones de mensajería son entregadas por MAGGERS de nivel 1 y 2; el hombre “negro” del baño era uno de estos, los de nivel 3 nos encargamos de proteger las sombras de las personas en caso de peligro y los 6 MAGGERS de nivel 4, son los que se encargan en periodos como este, en los que el Señor De Las Tinieblas es libre, en crear un plan ofensivo para liberar a las sombras-. Le miro a la cara, está rojo y le cuesta respirar. Temo que se ahogue, o algo peor y veo que va a volver a hablar pero le freno antes de que empiece.- ¡Para!, no te alteres, has dicho esta ultima frase tan rápido que pensaba que te iba a dar un infarto…- El dice.- ¿De verás?, lo siento.- Yo le contesto.-No te preocupes, pero tengo otra gran duda. Desde que hemos empezado esta conversación, es más, desde que hemos entrado en la habitación, no he dejado de oír la palabra “sombra”, ¿Por qué hay tanta obsesión con las sombras?-Hurley, más tranquilo y sentado en su cama, mirando el calendario, dice.- Las sombras es lo que le da poder al Señor De Las Tinieblas. Las sombras son raptadas por los tiñidos a los cuales solo pueden ver MAGGERS de nivel 4 y 5, a no ser que no quieran robar una sombra sino un objeto material. Aun así, hay una forma de saber que hay un tiñido cerca sin necesidad de un alto nivel, esto se debe a que cuando un tiñido va a robar una sombra, todos los MAGGERS sea cual sea nuestro nivel, vemos una luz blanca y la duplicación de la persona, objeto o animal a la que se le va a ser robada la sombra pero más blanquecina- En ese momento un escalofrío me recorre la espalda, y me viene a la memoria la imagen de aquel mendigo de ayer…
Hurley sigue explicando.- Que no podamos ver a los tiñidos, no quiere decir que no podamos atacarles. El reflejo blanquecino de la persona es un reflejo del tiñido, al cual se le podrá atacar en el momento en que las dos personas, objetos o animales se toquen, lo cual después de la duplicación es cuestión de segundos.
Cuantos más tiñidos atrapes, más rápido te acabarán dando el título que certifica tu siguiente nivel, pero también existen otros encargos menores que también te darán experiencia.
Dicho esto- Hurley se levanta y me dice.-Pongámonos a trabajar, hasta agosto aun quedan varios meses y yo, al ser el primero en saber que eres MAGGER, soy el encargado de conseguir que adquieras algo de nivel antes de que lleguen los días de Congregación. También he de avisarte de que a partir del nivel 2 serás capaz de pegar saltos de increíble potencia y obtendrás una fuerza sobrehumana.
En cuanto termina de decir esta frase, oigo a Rufus diciendo que vallamos a cenar.
Cuando terminamos la cena, fuimos a ver una película y como a las 10:30 de la noche, mientras veíamos la película, Hurley me debió ver con cara de cansado, y me dijo.- Vete a la cama y descansa bien, mañana tendremos trabajo.





Capítulo 2 (La última Palabra)

Capítulo 2: ¿Quién puede ser?

Al día siguiente, me desperté con un fuerte dolor de cabeza puesto que la noche anterior dormí bastante mal.
Mi madre, me había preparado la ropa, para el partido de baloncesto, a los pies de mi cama; me vestí, desayune, y me fui con mi padre y mi hermano Fernando al partido. Mi madre y Max, mi hermano mayor, de aspecto tosco y despreocupado, alto para su edad (15 años) y con el pelo rizado, se habían quedado en casa.
         Al llegar al pabellón en el que íbamos a jugar, me encontré con algunos compañeros de equipo, que ya habían empezado a entrenar. Rápidamente, me puse a entrenar con mis compañeros y después de unos minutos empezó el partido.
Al llegar el descanso íbamos ganando de más de 20 puntos. Me fui junto a mis compañeros al baño, para beber agua y descansar un poco. Terminé de beber el último, y cuando fui a salir, vi que un compañero mío de el equipo, y del instituto, Hurley Binz, alto y fuerte como un roble, con ojos marrones, pelo muy negro y que generalmente estaba siempre rodeado de amigos. Estaba hablando con una especie de hombre muy negro, más que negro, era oscuro, parecía como...una sombra.
Al verme el hombrecillo oscuro desapareció. Hurley, haciendo como si nada me dijo. –¿Volvemos al partido?- Yo, asombrado, le pregunte. -¡¿Cómo qué si volvemos al partido?! ¿No me vas a decir qué era eso con lo que hablabas?- El extrañado me dijo. – ¿Mark de qué hablas?- A lo que yo enfadado y con unos ojos inyectados en sangre, contesté. -¿Cómo que “de qué hablas”, te he visto hablando con ese hombrecillo oscuro y de repente…ha desaparecido- El me contestó en tono muy bajo. -¿Lo has visto?- Y entonces en un grito de desesperación le dije. –¡Pues claro!, ¿tu que crees? Ni que hablase en otro idioma…- El, con una cara que nunca le había visto poner, susurro para sus adentros. –Es un MAGGER…- Yo alterado, con unos ojos tan negros que daban miedo, le dije. –Hurley, me vas a contestar, ¿O qué?-Hurley, despertándose como de un sueño muy profundo, me dijo. – Mira, Mark, ahora no tenemos tiempo, te prometo que después del partido te lo contaré todo. Hasta entonces, no menciones el tema. ¿Me lo prometes?- Yo por fin feliz, después de todo este lío, le dije. –Te lo prometo, pero ahora vamos al partido que debe estar a punto de empezar la segunda parte- Los dos con un gesto amigable salimos del baño y nos incorporamos al entrenamiento como si nada hubiera ocurrido
Después del partido, Hurley me dijo que si podía ir a su casa a dormir, y de esta forma que me explicara que era aquel hombrecillo negro del cuarto de baño.

Llegamos a su casa en el coche de su padre, un hombre alto, viudo y con un aire misterioso, el cual amablemente nos sirvió la comida a Hurley y a mí. Después de la suculenta comida, me fui con Hurley a su habitación, al entrar todo parecía normal, pero una vez dentro te dabas cuenta de que había algo que no encajaba, ¡Eran las sombras!, cada uno de los objetos, muebles y ser vivo que parecía entrar en la habitación parecía perder su sombra, Hurley me vio con cara de sorprendido y me dijo. -¿Lo ves?- Yo conteste.-Bueno…..en realidad no estoy viendo ninguna…- El dijo.- Efectivamente eres un MAGGER…-Yo ya cansado del tema le pregunto.- ¿Se puede saber de una vez que es eso de MAGGER?- El después de soltar un breve suspiro me empieza a explicar.- Mark, esto que te voy a decir es algo que nadie deberá oír de tus labios hasta que no se te sea permitido.- Yo asiento con la cabeza y contesto.- Ni una palabra saldrá mi boca...-






miércoles, 5 de febrero de 2014

Buenooo como ya sabéis somos muyy pesados con ver vuestras historias, así que aunque hemos añadido información en otras páginas, vamos ha hacer una entrada con esto por si acaso a alguien le interesa y no ha visto la información añadida.
NOS HEMOS HECHO ASK, si, esa cosa con la que se pregunta anónimamente... o no, eso es vuestra decisión;), para que nos pregunteis todo lo que querais, nos mandeis vuestras historias YYYYY (esto lo hemos añadido recientemente), nos enviéis el inicio de una historia que nosotros continuaremos. Cada uno de nosotros hará una versión y al final de la semana se hará un recuento de votos. Os estaréis preguntando ¿recuento de votos? ¿hola? ¿qué es eso? ¿se come? jajajaja pues bien, os explicaremos en que consiste. Tendréis que enviarnos un mensaje a nuestro correo (tardesdelluvia@gmail.com) o comentárnoslo por Ask. En este mensaje nos diréis que historia os ha gustado mas No comentéis en las entradas con esta información, tiene que ser alto secreto. Al final de la semana publicaremos una entrada con los resultados y, dependiendo de la historia, una pequeña alargación de esta, dibujos de los personajes o secretos oscuros que no han sido revelados en la trama inicial.
También podéis utilizar el Ask para enviarnos sugerencias sobre cómo os gustaría que continuara una historia o cosas sobre las que queráis que escribamos.
Y bueno querréis saber cual es el nombre de este fantástico, @etereopensamiento o ask.fm/etereopensamiento.

Tea Party

                                                         Tea Party

Me encontraba junto a Charles, agazapada a la espera del momento oportuno para atacar. Íbamos vestidos con una vestimenta vasta, similar a la de los indígenas, que me picaba e irritaba la piel, y hacía difícil mantenerse quieta. Todavía no estaba muy segura de qué estaba haciendo, o de porqué lo estaba haciendo, y la emoción que había sentido al principio, iba disminuyendo poco a poco. En un comienzo, esta descabellada idea me había parecido escalofriantemente revolucionaria e innovadora, aunque cada vez me daba cuenta de cuál arduo podía llegar a ser el asunto. Nos encontrábamos ante una cuestión delicada y peligrosa. Íbamos a hacer algo que, hasta ahora, nadie se había atrevido a hacer: enfrentarnos a nuestra metrópolis. Mis compatriotas americanos y yo estábamos hartos de tanta opresión, falta de libertad, derecho y expresión.
    A decir verdad, yo no era americana. Nací en Francia en 1750, en el seno de una familia humilde. Teníamos una vida modesta, sin lujos, aunque nos alcanzaba para cubrir nuestras necesidades básicas. Empecé a trabajar como criada para un letrado a los 12 años, para el cual pasaría trabajando toda mi adolescencia y algunos años de mi juventud. A los 14 años, obviamente reduciendo mi sueldo, el letrado me daba algunas clases y que, aunque al principio estas enseñanzas básicas eran simples, con el tiempo se fueron complicando y me permitieron tener unos buenos estudios; lo suficientemente buenos como para poder ejercer de institutriz más adelante.
    Yo tenía un pensamiento ambicioso, y no estaba dispuesta a contentarme con una vida dócil y sumisa como esperaban los demás de mí. Quería poder ganarme el sustento con mis propias manos y no tener que depender de nadie; quería creer en un movimiento que apoyaba la igualdad, el derecho y la razón; yo quería oportunidades y sabía, que si permanecía en Francia mucho más tiempo, no las conseguiría y desperdiciaría mi vida y mi causa. Muchas personas, en su mayoría hombres, se habrían escandalizado al escuchar mis palabras, ya que nos encontrábamos en un país autoritario y absoluto, donde la mayor autoridad era el rey y las oportunidades dependían de tu lugar de nacimiento. Es por eso que yo quería viajar a América, según tenía entendido un país de oportunidades y donde el pensamiento ilustrado estaba ganando cada vez mayor poder.
    Por consiguiente, tras haber acabado mi instrucción y haber ahorrado todo el dinero necesario para mi travesía, viajé a Inglaterra ya que era la única forma segura de acceder a Massachusetts debido a la restricción comercial que había entre las colonias y otras potencias que no fueran su metrópoli. El viaje de Francia a Inglaterra me salió un poco más caro de lo previsto, por lo que decidí trabajar un tiempo como institutriz y aumentar así mi reducida fortuna para poder tener un buen comienzo en América.
    Durante el trayecto a América conocí a los extravagantes y divertidos hermanos Green. Nuestra amistad floreció de forma inesperada y algo dramática algo chocar yo contra Charles, el hermano mayor de los Green, y empezar así una apasionada discusión sobre el culpable del incidente. Poco después conocí a Elizabeth, una agradable y risueña muchacha de pensamientos soñadores. Cual grande fue mi sorpresa al descubrir que la encantadora Elizabeth y el maleducado Charles compartían parentesco y eran hermanos. He de reconocer que no era difícil deducir esto, dado su parecido; ambos eran rubios, de ojos verdes, tez pálida y esbelta figura. Viajaban a América para hacer fortuna ya que no había nada que les atara a Inglaterra porque sus padres habían muerto unos años antes.
    Pasé mi trayecto a América disfrutando de la compañía de Elizabeth, y he de reconocer que de Charles también, y nuestra amistad llegó a afianzarse de tal modo que decidimos abrir juntos un negocio de té al llegar al continente.
   Medio año después me hallaba participando en un motín contra un cargamento de té, debido a los injustos impuestos que la corona británica exigía a los colonos, la prohibición de comercio entre colonias o la falta de un representante en el parlamento.
    Cuando llegó el momento indicado, salí de mi escondite y subí a uno de los barcos en los que la corona británica transportaba una gran cantidad de mercancía. Junto con mis compañeros tiré al mar todo el té que puede encontrar y después huí a las serpenteantes calles de Boston; a mi preciosa tienda de té junto con Charles, donde Elizabeth nos aguardaba.
    Consideraba justo este motín ya que era una manifestación y una protesta contra la inmoralidad británica, que más adelante se convertiría, además de en un movimiento independentista, en un movimiento liberalista. Poco después estalló una guerra que tardaría siete años en finalizar. Las colonias americanas salieron victoriosas de estas luchas gracias a la ayuda de grandes potencias como España o Francia. Se nombró un presidente y en 1787 se aprobó la constitución que establecía la igualdad entre ciudadanos y proclamaba la república.
    Tras la vuelta de Charles de la guerra, decidimos casarnos y continuar con nuestro pequeño negocio de té junto con Elizabeth, quién parecida realmente interesada en un soldado que Charles había conocido en la guerra y con quien había fraguado amistad. Más tarde se casaría con él y tendrían vario retoños adorables, aunque, claro está, eso es otra historia.

    Antes de que se me olvide debo revelaros una cosa, me llamo Melanie Bessette y esta es mi historia.

La tetería Salón de Thé

                                                      La Tetería  Salón de Thé
    Una brisa gélida me helaba la sangre. Un silencio sepulcral reinaba en el ambiente y una gran oscuridad lo invadía todo. Las calles, frías y tenebrosas, daban la sensación de estar muertas, y el viento y la lluvia chocaban contra mi impidiéndome avanzar con rapidez. La luz de las farolas tintineaba debido al viento, creando sombras terroríficas e inhumanas. Me arrebujé lo más que pude en el abrigo y aceleré el paso. Tenía que darme prisa, ya no solo porque si no Miss Monroe se enfadaría conmigo, sino por mi propia seguridad.
    Doble la calle rápidamente pensando en mis cosas cuando me choqué con un guardia que hacía su ronda de noche, que no había visto. Al principio, al no identificar contra qué o quién había chocado, lo asocié con un ladrón de malvados planes, debido a mi ferviente imaginación, aunque, también hay que aclarara, el panorama no ayudaba. Poco a poco me fui tranquilizando al divisar un gorro (bearskin) negro del cual salían algunas plumas, y una casaca roja.
-          Disculpe señor, no le había visto.
-          Debería regresar a casa, es peligroso andar sola a estas horas de la noche.
-          Gracias señor, lo tendré en cuenta.
    No era la mejor forma de despachar a una persona, y menos cuando esta estaba intentando ayudarte, pero tenía que llegar a mi objetivo y se me acababa el tiempo. Proseguí mi camino, ya solo quedaba cruzar la calle, doblar la esquina y… La tetería Salón de Thé se alzaba imponente frente a mí. Aunque era ya bien entrada la noche, sus vivos colores hacían que resaltara e iluminara la calle. Un enorme cartel descansaba sobre la parte superior del cristal, y en él se anunciaban rebajas y ofertas de diversos tés. A través del cristal podía verse enormes anaqueles que llegaban hasta el techo, en los en cada compartimento había una cajita que contenía cada té. El cartel con el nombre de la tienda, , se hallaba decorado con diferentes plantas por las cuales se obtenía té, y resaltaba por su variedad de colores. Aún así lo que más destacaba de la tienda es que todas sus luces estaban encendidas, como si todavía no hubiera llegado la hora de cerrar, pese a la hora que era.
    Llamé con el aldabón a la puerta y salió a recibirme Rosemary, la hija de Miss Monroe.
    Al entrar me sacudí el abrigo mientras una oleada de olores me invadía. Llevaba  varios años trabajando en la tienda, y aún así no era capaz de reconocer cada uno de los olores. Justamente me estaba centrando en averiguar de dónde provenía un exótico olor cuando…
-          ¡Constance! ¿Qué haces ahí parada? Muchacha inútil… ¡cierra la puerta y ponte a trabajar enseguida!
    Al oír la estridente voz de Miss Monroe, el momento mágico se rompió. Se encontraba detrás de un armario intentando trasladar una caja casi más grande que ella. Miss Monroe era una agradable viejecita que, por lo general, solía tener un carácter tranquilo y deferente, a excepción de cuando alguien hacía un pedido enorme y poco habitual; entonces se convertía en un general al que era mejor no llevar la contraria y obedecer sin rechistar, de lo contrario podía meterte en serio problemas.
-          Lo siento Miss Monroe, pero son las tres de la mañana, ¿qué es eso tan importante por lo que me ha hecho llamar?
-          Limítate a hacer tu trabajo.
    ¿Acaso esta mujer estaba loca? ¿Qué era tan importante como para hacerme ir a las tres de la mañana? Pensé mientras me quitaba el abrigo y me recogía el cabello.
-          Constance espabila. Necesito que prepares bolsitas del modelo cuatro de 2 onzas de los siguientes tés:… – Se puso a enumerar casi todos los tés que había en la tienda - Haz dos bolsitas de cada té, el cliente dice que lo prefiere así. También añádele dos cajas de pastelitos suizos, otra de chocolates belgas  y unas pastas de almendra, además de un juego de té del número dos. Mételo todo en una caja cesta y ponle un lazo negro con su respectiva tarjeta…
-          Pero Miss Monroe, esas son muchísimas bolsitas… No sería mejor hacerlo mañana…
-          Deja de quejarte y ponte a trabajar. En una hora vendrán a recogerlo.
-          ¿En una hora? Pero Miss Monroe eso es imposible… No me va a dar tiempo…
-          A trabajar ahora miso o estas despedida. Si no hubieras tardado tanto en venir tendrías más tiempo.
    Una hora… No podría acabarlo en ese tiempo. En preparar el juego de té y los pasteles no tardaría demasiado, pero en hacer las bolsitas de té… Eso era otra cosa. Además el cliente, no solo había decidido comprar las bolsitas más caras, sino las más difíciles de preparar.
    Cogí la escalera y me puse a trabajar, aunque me extrañaba el pedido; no había ninguna festividad o evento importante cerca y no se solía comprar tal cantidad de tés a menos que se llevara a cabo algunas de estas actividades. Decidí no darle muchas vueltas y empecé a subir por la escalera para agarrar las bolsitas que, parta mi mala suerte, estaban en la última repisa de la estantería. Como no había demasiado tiempo para ir eligiendo las bolsitas, directamente cogí la caja entera y me la bajé, ya que así me sería mucho más fácil trabajar con estas. Acto seguido cogí todos los lazos de colores que pude encontrar y me puse a colocarlos cada uno al lado de su respectiva bolsita. Tenía que hacer muchísimas bolsitas; según el número de tés que me había dado Miss Monroe, ya que tenía que hacer el doble, tenía que hacer 40 bolsitas.
   Moví la escalera y empecé a recorrer las diferentes baldas en busca de los tés que me habían encargado. Eran tés muy diferentes entre sí, por lo que tuve que subir, bajar y mover muchas  veces la escalera. Cuando por fin hube acabado de coger las cajitas con los tés, los fui midiendo en una báscula y colocando cada uno en una aterciopelada bolsita que cerraba con un lazo. Justo cuando estaba a punto de terminar recordé las dichosas tarjetitas. Estas bolsitas eran todas iguales y opacas, por lo tanto a través de ellas no podías identificar qué tipo de té se trataba. Normalmente no era necesario añadirle una etiqueta ya que la gente compraba un tipo de té o dos, pero en este caso, debido a la gran variedad, era necesario añadirle una. Miré el reloj y para mi desesperación solo faltaban diez minutos para las cuatro. ¡No me daría tiempo! Entre blasfemias corrí al cajón en el que guardábamos las tarjetitas, agarré un puñado de estas, una pluma y tinta y me puse a escribir el nombre de cada té. Después tuve que abrir cada bolsita para ver que té contenía en su interior y colocarle su correspondiente tarjetita. Ya eran las cuatro
    Corrí a por la cesta, el juego de té y las pastas. Esperaba por mi bien que el cliente se retrasara un poco por la lluvia y eso me aportara algo de tiempo.  Acabé de colocarlo todo, y tras esperar unos segundos decidí salir ya que me extrañaba no ver todavía al cliente.    
    Afuera había dejado de llover. Nadas más salir estuve a punto de chocar con un chico que se encontraba apoyado en la pared. Era un chico rubio, seguramente unos años mayor que yo, que iba vestido con el habitual traje de mayordomo, por lo que deduje que sería uno, aunque me extrañara que estuviera él solo; el encargo era pesado y seguramente necesitaría algo para transportarlo.
-          10 minutos tarde…
    Me sobresalté al oír la voz del chico.
-          Lo siento,… tuve un problema y …
-          Henry, ¿todavía no está listo el pedido? – dijo una voz a mis espaldas.
    Al darme la vuelta vi un hermoso carruaje aparcado delante de la tienda que no había visto. Me sentí estúpida por no haberlo hecho. Era enorme y estaba decorado de la forma más exquisitamente elegante que había visto hasta ahora. Sin duda ese señor debía tener muchísimo dinero. Tenía la puerta abierta y deduje que de allí habría salido la voz, aunque tampoco estaba muy segura ya que no distinguía bien que había dentro de carruaje.
-          Lo siento… en seguida se lo traigo.
-          Déjalo, iré yo a por ello; con lo que has tardado antes seguramente volverás a tardar otra eternidad para traerlo – dijo el mayordomo, al parecer llamado Henry.
    No podía creer lo que acababa de oír, ¿Qué había tardado mucho? Me había levantado en mitad de la noche y había ido a la tienda a hacer  un pedido que, además de estar fuera de horario, había hecho en un tiempo record. Había hecho todo eso para que luego, ese maldito Henry, me dijera que no era lo suficientemente buena. No pensaba tolerar aquello. Cuando iba a decirle a ese maleducado un par de cosas la voz de Miss Monroe me interrumpió.

-          Aquí tiene su pedido. Con todo mi respeto no creo que se apropiado hablar de tiempo ya que no es usted el más favorecido. Debería estar agradecido de hayamos aceptado este encargo, ya que, a estas horas, no nos vemos obligadas a ellos. Y si me disculpa y no tiene nada más que comprar, me gustaría que no distrajera con cosas absurdas a mis empleadas ya que tenemos que cerrar. Buenas noches caballeros, espero que disfruten de la compra.
    Dicho esto desapareció de vuelta a la tienda. A Henry no pareció agradarle el comentario, pero ahora tenía asuntos más importantes entre manos, como la cesta que Miss Monroe acababa de entregarle, como para molestarse en responder. Subió la cesta al carruaje y después se dio la vuelta para mirarme.
-          A mi señor le ha agradado la compra, asique esperemos que la próxima vez que hagamos un encargo seas más eficiente y rápida – dijo mientras subía a la parte delantera del carruaje. Acto seguido desaparecieron en la noche.
    Prepotente hasta el final, me dije mientras entraba en la tienda.
    Me dirigía a coger mi abrigo, cuando Rosemary me llamó.
-          Constance, muchas gracias por haber venido esta noche. Es ya bastante tarde y seguramente sea bastante peligroso volver sola a casa; asique he pensado que puedes quedarte a dormir en la habitación de invitados. Como ya sabes nuestra casa está justo encima de la tetería
-          Muchas gracias Rosemary, pero no sé si  ha Miss Monroe le agradará la idea.
-          ¡Claro que sí! Ha sido ella misma quien me lo ha propuesto.
-          ¿Enserio? Muchas gracias.
-          Es lo mínimo que podíamos hacer después de que hayas venido a este encargo siendo tan tarde.
    Rosemary y Miss Monroe vivían juntas. Tras la muerte del marido de Miss  Monroe,  Rosemary no la quería dejar sola por si la pudiera pasar algo.
  Tras cerrar la tienda subimos a la casa de Miss Monroe y Rosmeri. Era sencilla, debido a que a Miss Monroe le gustaban mucho las cosas poco recargadas, y muy bonita. Tenía unos balcones precioso a los que se adquiría mediante el salón, por lo cuales, durante el día, debía entrar una luz preciosa que iluminaría todo el salón. 
    Rosemary me acompañó a la habitación de invitados y me deseo las buenas noches. No tardé mucho en caer profundamente dormida.


    Aunque el día anterior no había parado de llover, aquella mañana hacía un día espléndido. Tardé un poco en orientarme, y al final caí que me encontraba en casa de Miss Monroe. Poco a poco me desperecé. Me esperaba otro día de trabajo, y, quién sabe, puede que visitas de mayordomos prepotentes.

martes, 4 de febrero de 2014

La verdad

La Verdad


A veces pienso, ¿cómo sería mi vida ahora si no la hubiese conocido? A lo mejor estaría pensando en lo buena que está la vecina del cuarto o centrándome en los estudios, pero lo único cierto y seguro es que estoy enamorado de ella y no puedo pensar en otra cosa.
Tengo que salir de la cama o perderé el autobús del colegio. Me levanto de la cama y desayuno con las pocas fuerzas que me dan imaginar que por fin, tras este largo puente, volveré a verla. Llego al colegio hecho un manojo de nervios, no estoy seguro de que me da más miedo, no saber que decir cuando la vea o suspender el examen que tengo a primera hora. Una vez en clase me doy cuenta, no tengo ni remota idea de que decirla y eso es lo que más miedo me da, pese a que no he estudiado nada del examen. Me acerco a mi mesa, obviamente han vuelto a hacer el corrito de las amigas en ella y me dificultan llegar a mi sitio, odio por eso ese sitio, los corros siempre se hacen ahí, pero mi profesor no me quiere cambiar de sitio y eso es lo que más me fastidia en el mundo, que no se me tenga en cuenta.
Consigo llegar a mi sitio y saludo a todas las chicas que ahora se encuentran alrededor mío, entre las cuales se encuentra ella… No sé qué hacer, si la doy un beso como a las demás los cabrones de mis amigos se pondrán a vacilarme, pero si no se lo doy se pensará que me cae mal, por lo que decido darla un beso, pese a las posibles críticas, sin embargo no llegan, algo pasa. Salgo del centro del corro y veo que Enrique está a punto de echar a llorar, pero se aguanta.-La reputación-.pienso, es otra de las cosas que más odio, el miedo a expresar lo que realmente sientes, no odio que la gente no se exponga como es, sino que si lo haces la gente te machaque, ¿Falsedad? Posiblemente esa sea la palabra que mejor expresa esta sociedad, pero yo no puedo cambiarla, y menos si soy un esclavo de esta. Pregunto qué ha pasado, aunque realmente ya lo sé, instinto masculino supongo… Christine le ha dejado, me lo veía venir, Enrique parecía un perrito faldero siempre hablando de ella y siguiéndola a todos sitios, Christine estaba ya harta, de hecho, iba a hacer una apuesta de cuando le dejaría, pero se me ha adelantado. Hago lo que todos, le consuelo, le digo que hay otras tías por ahí y dándole mi apoyo. Tras este numerito llego hasta Haiden, mi gran amigo desde que éramos unos enanos a los que la vida siempre sonreía y que disfrutaban de cada instante y ahora, míranos, yo loco perdido por una tía y el estudiando como si le fuese la vida en ello, sin hacer la más mínima vida social, supongo que por eso soy su amigo, no quiero que se quede solo. Le doy una colleja para que se dé cuenta de que ya he llegado, me mira y me saluda, tras esto, como no, me dice que si me he preparado el examen. Me echo la mano para atrás como si no hubiese oído la pregunta, pero en ese momento me da un papel y me dice.-Toma, sabía que no habrías estudiado-. Miro el papel y veo un resumen entero del examen.-Eres el puto amo tío-. Le contesto. Me conoce muy bien, supongo, que es otra de las bases de nuestra amistad. En ese momento, aparece el profesor por la puerta. Todos vamos a nuestros sitios y oigo que alguien dice.-Puto Canguro, no tengo ni idea del examen-. Estoy a punto de descojonarme, siempre dice que no tiene ni idea y siempre saca nueves y dieces, tiene una hostia en la cara… Llego a mi sitio, y ahí está ella, me siento al lado suyo y me dice.-Hey Pilón, he visto que te ha dado una chuleta Haiden, si me dejas verla te soplo alguna respuesta-. Nadie me llama Pilón más que ella, lo obvio sería que fuese por mi apellido, extraño pero con atractivo: Piloneda, pero Haiden siempre me dice que es porque tengo un gran “pilón”, supongo que para reírse de mi porque sabe que me gusta mucho. Llegan los exámenes y empieza de nuevo, otra vez la misma rutina, las mismas clases, los mismos profesores y lo peor, estar sentado al lado de ella todo el día y sentir la impotencia de que no puedo conseguir nada, jamás se fijará en mí.
                                                                                                  
Llego a casa, solo bajando del autobús ya me han tocado el culo tres tías, las típicas guarrillas, pero cualquiera se encara a ellas… lo mejor es pasar, sobre todo porque entre ellas está mi exnovia y con tal de humillarme es capaz de todo.
.-¡Ya estoy en casa!-. Grito, mi madre me saluda y me dice que me ha dejado la merienda en la mesa de mi cuarto, se lo agradezco y voy a mi cuarto. Me tiro en la cama y hago un balance del día, he conseguido algo más con ella, no… Estoy metido en un laberinto y no encuentro la salida por ningún sitio y ya me está empezando a doler la cabeza de tanta comedura de coco, decido pasar del tema por ahora y merendar viendo la tele.
.-Mañana empieza-.Pienso… Va a haber una competición intelectual, de razonamiento y psicología durante el próximo mes, los mejores conseguirán una beca para una Universidad de lujo, supongo que los demás se irán a una Universidad pública si no tienen dinero suficiente para pagarse una privada. Este es el primer año que se hace esta competición y no sé en qué consistirá, pero de lo que estoy seguro es que se sabrá la gran falsedad a la que estamos expuestos, y que voy a pasar de todo excepto de Haiden y de ella y me voy a comportarme como realmente soy.

Otra vez estoy en clase, pero esta vez hay algo raro, la gente… tiene miedo, sus posiciones, sus ojos… no tienen la misma confianza que siempre, supongo que se debe a la prueba de psicología, nadie sabe de qué va, pero todos tenemos miedo de que se descubran nuestros secretos. Llega un señor, despeinado y con unos folios en las manos, tras él, el Canguro, con su típica mochila puesta en la tripa, ¿Cuándo se dará cuenta de que hace el ridículo? Todos nos sentamos y el señor empieza a hablar.-Hola chicos, me llamo Rafa y seré el que se dedique a evaluaros este próximo mes, empezaremos por este test, es un test de CI, o Coeficiente Intelectual, como prefiráis, tenéis media hora y vuestro tiempo comienza…¡YA!-.
Estoy en la última pregunta de 50 y llevo 20 minutos, no es tan difícil como parece, Haiden y Carlos ya han terminado, “Solo voy a sacar un 9 ha dicho”, para pegarle la hostia de su vida… En fin, tengo delante mío una serie de números, supongo que la cosa es encontrar la relación o algo así, pero he intentado todo y no tiene el más mínimo sentido
                  -5-18-5-19-13-21-25-12-9-19-20-15-
Levanto la mirada, intento pensar lo máximo que puedo, he pensado que podrían ser una serie de números a los que hay que sustituir por letras, pero no tiene sentido… Repaso el abecedario en busca de algo que pueda darme la respuesta, y me doy cuenta, hay una letra que no siempre se cuenta... ¡Ya lo tengo, los números son una serie de letras que tras descodificarlos saldrá una palabra o frase, pero no hay que tener en cuenta la Ñ!, alucino con mi deducción, no me lo creo, yo no soy listo…
                         -e-r-e-s-m-u-y-l-i-s-t-o-
Odio que la gente me lleve la contraria, y mucho menos si es un test. Doy por finalizado el test aunque me faltan 5 preguntas por responder, pero no consigo encontrar la respuesta… Suena la alarma y nos obligan a soltar los bolis. Nos ponemos en fila los 21 alumnos de la clase, debemos entregar el test y podemos irnos a casa, no me lo creo, pero yo no le hago ascos a nada, y mucho menos a irme antes del instituto. Veo que Rafa está a punto de echarse a llorar cuando mis compañeros entregan el test, pero cuando lo entrega Haiden se le ilumina la cara.-Ya lo ha conseguido seguro, ha pasado-. Aún queda todo un mes de este tipo de tests, pero estoy convencido de que Haiden ha pasado, espero no quedarme atrás. Entrego mi test y parece interesarle, por lo que me alegro, no me ha salido tan mal. Dejo de pensar en mí y la miro, está dando saltos de alegría, le ha salido bien, eso me produce aún más felicidad y eso es lo único que me importa.

Ya llevamos dos semanas de competición y me duele la cabeza, estos trabajos me han hecho pensar mucho, no sobre los propios trabajos, sino sobre mi, me he dado cuenta de que no me conozco, me he estado subestimando todo este tiempo y haciendo lo que la sociedad quería, no lo que yo quiero, como a ella y eso me ha provocado muchas jaquecas, pero he decidido solo hacer caso a quien quiero y pasar de todos los demás, así debería ser la vida.
De nuevo entra el Corrector, así le llamamos al señor que nos está guiando en esta competición, puesto que digas lo que digas te corrige. Llega al centro de la clase y dice.-Hoy no será un día como los anteriores, hoy solo 4 personas se podrán ir antes de clase-.En ese momento todos se erigen en sus sillas, incluido yo, no pienso quedarme todo el día aquí.-Voy a decir cuatro problemas ni más, ni menos. Las cuatro personas que lo acierten podrán salir de clase, sacar hoja en sucio y lapicero-. Hacemos caso omiso de las instrucciones y el Corrector empieza a decir.-Primer problema: Tenemos los números 0, 1, 2, 4, 7, 15 y 31. Sumando dos de estos números como mínimo, tenéis que decirme cual es el único número que no se puede obtener del 0 al 61-. En ese momento todo el mundo empieza a decir números al hazar, todos, excepto Haiden, tiene la mano levantada, ya sabe la respuesta. El Corrector le dice que valla hasta él y que le diga la respuesta y el razonamiento pero en voz baja y a su oído. Haiden se va de la clase y el Corrector dice.-Vuestro compañero se ha ido tras acertar a una velocidad inceíble, la respuesta era 30-. Intento obtener ese número con los que nos ha dado, pero efectivamente no da… Haiden es muy inteligente.-Silencio por favor, procedamos con el siguiente problema: En esta clase soy 21 personas y solo obtendréis la beca 3 personas, en la clase B son 22 y obtendrán la beca 4 personas, en la clase C son 19 y solo obtendrá la beca 1 persona. Situándonos en un mundo en el que 0 no existe, ¿me podéis decir la relación de las personas de la clase y el número de becas por clase?-. La gente empieza a pasar de los problemas, les supera, pensaba que el nivel intelectual de mi clase era mayor, pero por lo visto estaba equivocado. Me pongo a pensar, pero no encuentro el sentido por ninguna parte, hasta que me doy cuenta de lo último que ha dicho “El 0 no existe…” si el 0 no existe, es imposible que exista el 10 y en ese caso sería imposible llegar a números mayores, por lo que 21, 22 y 19 no existen, lo cual quiere decir que… Hay que descomponer los números y sumarlos para dar el resultado, pero hay otra trampa, pero teniendo en cuenta que el 0 no existe, en la clase C solo repartirán una beca porque 1+9=10, pero tachamos el 0 y 1+9= 1, levanto la mano para responder, pero está hablando ya con Carlos, temo que salga de la clase pero regresa a su sitio, y el Corrector le dice que está bien pero sin razonamiento no tiene sentido. Me señala y me dice que valla, le digo mi razonamiento y se lo demuestro, me pide mi nombre, lo apunta en su libreta y me dice que salga de la clase. He acertado y demostrado mi superioridad, por lo que puedo salir con la cabeza bien alta.
Salgo y me encuentro a Haiden, se ha quedado esperando al siguiente, me pregunta que cual era el problema y se lo explico.-Brillante-.dice.-Tu capacidad deductiva es muy alta, ¿Seguro que no sabías ya la pregunta Pedro?-. Me río y le doy un golpe amistoso, decidimos volver a casa los dos solos, como los grandes amigos que somos.
Una vez en casa me llega un mensaje de Carlos, por lo visto él también ha acertado un problema y me dice que la otra persona que ha acertado es ella, de nuevo soy feliz, cada vez es más plausible que las dos personas a las que más quiero, y yo, vallamos a la misma Universidad y eso me llena de alegría.

Este es el último día, en el que se decidirá todo, espero tener suerte. Pienso que hace unos meses esto me daba igual, pero ahora me he dado cuenta de lo importante que va a ser pasar o no esta prueba y que ni siquiera estoy haciendo esto lo mejor posible por mi porvenir, estoy haciendo esto por amor y esa será la razón por la que luche por llegar a donde quiero y aplastaré a quien se me ponga por el medio.
Empiezan a repartir el test que hicimos el primer día, con los resultados, me da miedo abrirlo y haberme hecho a la idea de ser el mejor y no haber acertado ni una, sin embargo, no es el caso, he acertado todas y al final, en la casilla de resultado pone “CI: 84” Me alegro, pensaba que habría sacado mejor nota pero no está mal, supongo, sin embargo no todos están igual de felices, miro a Haiden, está pálido y con una expresión de tristeza en la cara, voy para darle mi apoyo, es mi mejor amigo y siempre lo será, no quiero que este triste. Me acerco y cuando veo la nota me quedo en blanco yo también, ha sacado…un 0. Miro su test y lo comparo con el mío, pero algo no encaja, no solo ha respondido bien las mismas que yo, sino que también ha respondido las que yo fui incapaz de contestar, no entiendo esa nota, pero Haiden, tiene una sonrisa en la cara, no entiendo hasta que me doy cuenta de que en la pizarra está escrito “El resultado, lo pones tú”. Haiden me dice.-Pedro, rápido, dime tu resultado, creo que sé lo que hay que hacer-. Le doy mi resultado, lo apunta en una hoja y se pone a preguntar a todo el mundo, pese a que se reían de el por haber sacado un 0. Regresa, hace una suma y se ríe, me dice que ha sacado un 148, yo estoy alucinando, ¿Como ha sido capaz de darse cuenta? Estoy anonadado, pero no me puedo quedar atrás, pido todas las notas de la gente y las sumo 3121 no tiene sentido, es una cifra excesiva, pero me doy cuenta, somos 3 personas los que vamos a pasar, por lo que decido que habrá que quitarle “3 personas” al resultado de la clase, y, efectivamente, mi nivel CI es de 121,  supera mis expectativas y de lejos, he demostrado que soy lo suficientemente bueno.

De repente, una voz, que sale de unos altavoces rompe el alboroto, dice que ya se han publicado los alumnos a los que serán dadas las becas y que se encuentran en el corcho de actividades. Una avalancha de pies salen de la clase quedándonos el Corregidor, Haiden, Carlos y yo. El Corregidor se levanta y justo antes de salir por la puerta dice “Felicidades, chicos” oigo eso y me siento como si me hubiese partido un rayo, ella, ¿No ha pasado? Corro hacia el corcho, sin esperar a nadie, pero mientras corro pienso.-Ha dicho “Chicos” es un plural, se utiliza para dos… o más personas-. Llego al tablón y veo que de nuevo he acertado, ha dicho “Chicos” pero se refería a Haiden y a mí, la otra persona, es ella, mi amor, mi vida, lo único por lo que he hecho todo esto, me giro a ella, la miro a los ojos y la beso, se ruboriza y digo.-Te amo…Myrna-.