domingo, 8 de junio de 2014

Capítulo 8 (La última palabra)

Capítulo 8: Todo está en la sangre


Cierro la puerta del salón a petición de mi abuela para que ningún “cotillamironfisgón” como dice ella se entere de lo que hablamos.

Me siento en el sofá, lo suficientemente cerca de ella para que me llegue su típico olor a vainilla y nuez moscada, que me teletransporta a esos veranos de mi niñez en los que mi tía Felisa aún vivía con ella y los tres hacíamos bollos, galletas, y diferentes tipos de dulces que nos comíamos sin pena ni gloria hasta llenarnos.

Veo que coge la taza de té de la mesa de cristal y pega un sorbo, siempre lleva una bolsita de té en el bolso, por lo menos cuando viene a visitarnos; ya de pequeño me dejaba olerlo y probarlo para intentar adivinar de que era, y seguramente hoy también lo habría intentado de no ser que tiene un cosa muy importante que decirme.

Deja la taza de té en la mesa y me mira fijamente a los ojos, los tiene como yo, azules claros generalmente y de otros colores cuando cambia de humor, me alegra pensar que hay algo suyo que siempre estará conmigo.

Empieza a hablar.-¿Qué tal Mark? Me han dicho que has estado de viaje esta semana.- yo asiento sonrío y digo.-Si, he estado con unos amigos de viaje en los Pirineos- Ella sonríe tras su taza de té, pero en pocos segundos se le quita la sonrisa y se queda seria, sus ojos pasan a un color marrón. Ella me pregunta.-Mark, no quiero que te preocupes pero ¿Ese viaje ha tenido algo que ver con algo como “magir”… “magor”… ¡ah! Ya me acuerdo: MAGGER lo siento por tardar tanto, mi memoria ya no es lo que era…- Tras oír esa palabra me invade una sensación que me tranquiliza porque tal vez a ella pueda contárselo y otra de miedo porque no tengo ni la más remota idea de cómo se ha podido enterar. Tardo unos segundos en reaccionar y digo.-Eh… ¡SÍ!, si… ¿Cómo te has enterado yaya? (así llamaba yo a mi abuela) ¿Qué sabes de eso?- Noto que va a empezar a hablar pero lo único remarcable que le pasa es un cambio repentino de color en los ojos a un gris apagado, el cual solo he visto en unas pocas ocasiones que creo que podría contar con la mano, y que se le pone siempre que va a hablar de mi abuelo, el cual desapareció en uno de sus innumerables viajes por una razón desconocida, cuando yo aún no había ni nacido; no creo que fuese un hombre muy dedicado a su mujer, puesto que por lo que me han contado de él, estaba con suerte un par de semanas al año en su casa, dejando a mi abuela sola con mi madre y mi tía y obligándola a estar siempre en casa cuidando de las dos. Pese a ello jamás la había oído quejarse de nada, por lo que supuse que debería tener una muy buena excusa para no estar en casa ni un mísero mes. Ahora creo que se cuál es, sería un MAGGER, pero estoy sacando conclusiones precipitadas…


Mi abuela tras un largo respiro dice escupiendo las palabras como si no quisiera volver a decirlas en su vida.-Mark, tu abuelo, mi esposo, era MAGGER. No sé si lo sabrás, pero esos “poderes” se transmiten cada dos generaciones, y mi abuelo me advirtió que alguno de vosotros heredaría tales poderes, la sangre MAGGER corre por las venas de tu familia. Realmente siempre supe que eras tú, tienes una fuerza interior que me hace recuerda muchísimo a tu abuelo, pero no podía precipitarme-Yo quedo un poco anonadado, todo esto es nuevo para mí, pensaba que un día de la noche a la mañana, “el cupido de los MAGGERS” me había lanzado una flecha para convertirme en uno, ahora veo que no, mi abuelo también lo era, y a él le debo todo lo que me ha pasado y está pasando hasta el momento, cosa que no se si debería agradecer o desagradecerle… Tras unos segundos de pausa le digo a mi abuela.-Yaya, muchas gracias por la información, no tenía ni idea de nada, pero…¿No habría sido más fácil que me hubieses llamado por teléfono para decírmelo?-Mi abuela se ríe y dice.-Ya sé que esto te lo podría haber dicho por teléfono, pero es que esto que te acabo de decir no es más que la verdadera excusa por la que he venido, sino una introducción- Yo ya cansado del tema pregunto.-¿Y cuál se supone que es la verdadera excusa?- Ella tan rápido como un rayo, casi evitando que termine de formular mi pregunta dice.- La verdadera excusa no es lo que era tu abuelo, sino lo que dejo- En ese momento mete la mano dentro de su bolso y saca lo que parece ser una bolsita atada con un lazo, como no, azul. 

Me da la bolsa e inmediatamente la abro para ver su contenido. Es una especie de llave que en la parte en la que se coge tiene una especie de libro abierto. Tras contemplarla un tiempo mucho más que suficiente, subo hacia arriba la cabeza poniendo una cara que transmite curiosidad, mi abuela inmediatamente empieza a decir.-Esta llave es lo último que me dio tu abuelo antes de irse a su último viaje, del que nunca regresó. Me dijo que se la diese al primer nieto nuestro que demostrase síntomas de ser MAGGER. Pero eso no fue lo único que me dijo, también me dijo que quedaba poco tiempo de encarcelamiento para EL SEÑOR DE LAS TINIEBLAS y que esta llave nos abriría un libro en el que se supone que debe aparecer, cuando lo habrá el verdadero heredero de este poder, la fórmula mágica para volver a encarcelarle.-Esto me lleva a pensar que debe de ser el hechizo que utilizó Mestyc para encerrarlo por primera vez. Tras este razonamiento, le pregunto a mi abuela la siguiente gran incógnita que aún no tengo.-Bueno yaya… Entonces hemos quedado que para ver tal hechizo, necesitamos ese libro, ¿Dónde dijo el abuelo que estaría?- A mi abuela se le abren los ojos como si saliese de un profundo sueño y me dice.-Mark, lamentablemente el abuelo no me dijo nada más, me es imposible saber dónde puede estar, pero supongo que lo primero, sería empezar a buscarlo por mi casa ¿No?- Yo asiento con la cabeza, dándole el visto bueno a la idea, pero pienso que es una casa demasiado grande para solo nosotros dos. En ese momento, se me enciende una bombilla y le digo a mi abuela.-¿Puedo decirle a unos amigos que también son MAGGERS que vengan a ayudarnos en búsqueda del libro?-Ella se alegra y dice.-Claro que sí, ¡Cuantos más mejor!, y cuando hayamos terminado hacemos galletas y un bizcocho, ¿Vale?- Se me hace imposible decir que no a mi abuela y menos cuando está tan emocionada, así que la digo que si, tampoco es que no tuviese ganas pero no sé si a Susan, Hurley y Cloe les gustará la idea, pero tras pensarlo un rato me convenzo de que si.

Capítulo 5 (Las sirvientas del mal)


Capítulo 5: Bruja Misandría


_Charlie - susurró Steve - esto ya me da mucho mal rollo, será mejor que lo dejemos aquí, vámonos - le sugirió a su compañero, arrastrándolo por la fuerza a que empezara a retroceder y, alejarse de lo que quedaba de su antiguo camarada.

Aunque a lo primero pareció ceder a la sugerencia, de un brusco movimiento se zafó del brazo de Steve, que al ver éste sus intenciones su corazón se aceleró al borde de un ataque, agarrándose el encrespado pelo negro grisáceo; y en un acto de ira por quitarle la capucha y mirarlo cara a cara, Charlie pudo ver el demacrado aspecto que tenía.

_Dios mío, - dijo atónito Bryan, la piel de aquél sujeto que estaba tan interesado en él, era blanquecina como el yeso que se puede encontrar en cualquier obra, se podía observar que era de textura rugosa y, sus ojeras eran negras como aquella noche que parecía volver a querer tormenta, dando como indicio unos rayos silenciosos de aviso seguidos de su enorme estruendo.

_¿Quién te ha echo esto? - preguntó Charlie, por el impacto de aquél aspecto, no podía moverse, no sabía que hacer, y no entendía qué era lo que estaba pasando.

_Estúpidos, no sabéis nunca nada y siempre andáis de machitos...lo que necesito es... - le contestó, esta vez con tono amenazador, resonando la voz por todo el callejón y dirigiendo una mirada rugosa a Bryan - su asquerosa alma.

Ante aquella declaración le siguió un silencio mortuorio, que al instante fue interrumpido por unos repentinos espasmos que invadieron el cuerpo de Richard, la sangre empezó a lagrimear por sus ojos y una convulsión lleno el pavimento de sangre, ante tal escena con la angustia y el pavor en el ambiente, una nube oscura que surgió de su interior se dirigió repentinamente ante aquél chico por el que estaba interesado aquella mortificada alma hacia unos instantes atrás, antes de que cayera al suelo y se convirtiera en polvo, al mismo tiempo aquella corriente se arremolinó ante Bryan y se transfiguró en una hermosa mujer que con su sola apariencia podía emitir una frialdad que era capaz de despertar los peores temores de aquellos que estaban ante su presencia.

_No, no me hagas daño....por favor - suplicó al ver aquella sonrisa siniestra a tan sólo unos centímetros de su rostro, estando acorralado contra la pared del fondo - por favor - repitió, cerrando los ojos por temor a las dolorosas cosas que podría hacerle.

_Claro que te lo haré - le sonrió, mirando de reojo a su espalda a los otros dos que intentaban retroceder, para largarse de ese lugar - aunque primero quiero divertirme un poco con ellos dos - le susurro, volviendo a mirarlo con firmeza con esos ojos rojizos intensos como las llamas del infierno - hazme un favor y no te muevas de aquí - le advirtió, golpeando con su mano la pared del lado de su oreja izquierda, resquebrajando el muro.

Con una velocidad sorprendente se puso delante de Charlie agarrándolo por el cuello con fuerza y levantándolo del suelo con un solo brazo, algo increíble por el aspecto veinteañero que tenía aquella mujer portadora de la muerte, a vista de sus presas de aquél juego macabro, con una silueta muy bien esbelta.

Steve al ver que era incapaz de hacer nada en aquella situación, sintiéndose como cualquier gato insignificante en la dura vida de las calles solitarias, aún a pesar de haber compartido muchas cosas con Charlie, el resultado de la batalla de aquellos sentimientos de miedo y la amistad por su amigo estaban claros, aún a pesar de tal decisión cobarde, echo a correr sin mirar atrás.

_Sin duda sois desleales y traidores - le dijo, con una sonrisa a Charlie mientras éste con todas sus fuerzas intentaba luchar por coger un poco de aire en cada respiración - observa como tu amigo corre por su vida sin importarle tu situación, aún a pesar de haber estado juntos durante tanto tiempo...¡¡¡Subvolo!!! - pronunció, alzando la palma de su mano en el aire en dirección a Steve, que sin poder hacer nada por evitarlo había sido levantado del suelo - observa como es mi justicia para este tipo de hombres falsos y sin moral, que simplemente abandonan a sus seres queridos cuando necesitan de su ayuda - expresaba con asco desde lo más hondo de aquél sentimiento de odio que nacía de su corazón y se extendía con rapidez al estar delante de cualquier hombre.

Bryan que intentaba escabullirse de allí caminando lentamente y lo más apegado a la pared para intentar apartarse del campo de visión de aquella bruja, sólo basto unos simples segundos de quitarle el ojo de encima, cuando el cuerpo consciente de Charlie se estrelló contra él, haciendo caer doloridos a ambos en el suelo por el fuerte golpe.

_No sólo sois unos traidores sino además unos tercos...¡¡¡te dije que no te movieras!!! - le dijo exaltada - ¿es qué no sabéis obedecer?

_Por...por favor, sueltame...te lo suplico - le decía tartamudeando y con el corazón acelerado, al poder percibir que esa noche estaba en la lista de la muerte.

_Te dejaré...si me ayudas a matar a esos dos - le propuso, observando a Bryan y Charlie con una sonrisa de diversión - ¿qué me dices? - le preguntó, volviendo a ponerlo con los pies en el suelo.

Aunque Steve no podía arrebatar la vida de sus compañeros con los que había compartido toda una vida de lucha continua contra el hambre diaria en esas calles, el instinto de vivir le hacia dudar.

_Si los mato...me dejarás marchar - le preguntó, sin tenerlas del todo con él, aunque en los rostros de sus compañeros era evidente de la sorpresa de que estuviera pensando en aceptar esa aberración de trato.

_Habrás cumplido, no tendré nada que reprocharte - le acercó una de sus finas y blanquecinas manos e hizo aparecer un puñal de la nada - ¿aunque serás capaz de vivir con esa culpa en tu conciencia?

_Quiero vivir... - confesó, cogiendo el puñal con fuerza por el mango - no importa que culpa deba cargar - miró con tristeza a sus compañeros y suplicando su perdón por lo que se disponía a hacer - lo siento chicos.

_No la escuches Steve - le dijo Charlie desesperado al ver a su mejor amigo alzando el puñal contra él y caminando lentamente hacia ellos, que seguían en el suelo contra la pared.

_No tengo elección - brotando de sus mejillas unas lágrimas al ver y ser consciente de que estaba a punto de quitarle la vida, a aquél que consideraba como un hermano desde hacia años y que suplicaba por su vida - ¡¡¡lo siento!!!.

_¡¡¡Noooo Steve!!! - gritó, cerrando los ojos y cubriéndose con los brazos el rostro.

En el momento en que la destelleante hoja bajo hacia los chicos, Steve se agarró el pecho con fuerza, por un repentino dolor agudo en el corazón, que le hizo soltar el arma blanca al suelo y retroceder del dolor.

_¿Qué? - se giró lentamente hacia atrás, pudiendo ver como la mano de la chica que apuntaba a él, resplandecía de un color negro - no lo entiendo.

La mano de la bruja se alzo al mismo tiempo que el cuerpo de Steve volvía a quedar suspendido en el aire, cuanto más apretaba su puño la nigromante, más fuerte parecía hacerse el dolor en el pecho del viejo de barba grisacea al igual que su pelo, sabiendo en aquél momento que vida llegaba a su fin.

_Lo siento...Charlie - se disculpó con su amigo como últimas palabras, al cruzar el nombrado la mirada con los ojos marrones de su compañero.


_Patético - sonrío, a tal entrañable escena - ¡¡¡Rumpere!!! - y de golpe el cuerpo de Steve se desintegró en una lluvia rojiza y trozos de carne por todo el terreno empedrado.

jueves, 1 de mayo de 2014

Capítulo 7 (La última palabra)

Capítulo 7: Por fin, tranquilidad

Me despierto de golpe, otra vez la pesadilla. Intento no pensar en el tema y contemplo la habitación de Hurley, es inquietante no ver las sombras que deberían crear los rayos de luz que entran por la ventana. Giro la cabeza 90º hacia la cama de Hurley, no está, “se habrá despertado ya”, pienso.

Me levanto de la cama y me dirijo hacia mi mochila, saco la ropa y la huelo, me traslada a mi casa y me viene a la cabeza la imagen de mi madre doblándomela y dándomela para que la meta en la mochila. Termino de vestirme y me pongo el pañuelo azul en la muñeca, fue un regalo de mi madre cuando era pequeño con la inscripción “Para Mark, que recuerde que siempre estaré ahí”, echo la vista atrás y no puedo recordar el último día que no me lo puse. Voy a salir por la puerta y de repente se abre y me encuentro de frente con Hurley.

Me mira de arriba abajo, inspeccionándome, muestra su típica sonrisa pícara y le digo.-¿Qué?-y me responde.-¿Otra vez?- Yo pienso en a que se puede referir, pero no encuentro respuesta y pregunto.-¿Otra vez, Qué?- finalmente tras una pausa y un suave suspiro me dice.-¿No te das cuenta? Siempre vas vestido completamente de azul…- Me dice esto último señalándome un espejo lo suficientemente grande para que quepa en el Hurley. Miro mi reflejo completamente y efectivamente, Hurley tenía razón, llevaba toda la ropa azul, zapatos, pantalones, camiseta, calzoncillos…me sonrojo y miro a Hurley, el me dice.-Anda, ven- Se dirige a su armario y me saca un pantalón granate y unos zapatos blancos y negros, me los pongo y me vuelvo a mirar al espejo, es extraño verme así,  jamás me habría imaginado mi propio retrato así. De todas formas sigo teniendo el pañuelo así que el resto de la ropa tampoco me importa mucho. Finalmente Hurley saca una sudadera blanca de canguro y me la da junto a la frase.-Póntela, hace frio- Hago caso omiso a sus indicaciones y bajo con él a desayunar.

Por las escaleras noto el olor a tortitas y me empiezan a rugir las tripas. Al entrar en la cocina veo a Rufus preparando la mesa en la que vamos a desayunar, nos mira y dice.-¿Preparados para el insti?- Casi se me olvida, hoy vuelvo al instituto, por lo visto ya tengo suficiente nivel para no parecer un “looser” (Como dice Hurley) los días de Congragación; generalmente pienso que ese tipo de vocabulario es irrespetuoso y no suelo soportar a la gente que lo usa, pero a Hurley se lo admito, principalmente porque él es el que me está ayudando en esto, ¿No?

Termino de desayunar, voy al baño a peinarme y cuando llego me fijo que tengo sirope de fresa en la comisura de los labios, me lavo toda la cara centrándome fundamentalmente en las comisuras, me rocío el pelo con agua es spray y me peino con el peine de al lado del jabón para las manos.
Salgo del baño y veo a Hurley mirándome serio y me dice.-¡Vamos, qué se va el autobús!- Corremos hasta la entrada, doy las gracias y me despido de Rufus y cojo la mochila lo más rápido posible para llegar al autobús, finalmente llegamos y 30 segundos después de llegar aparece el autobús por la esquina que conecta la calle de Nueva América con la de los Robles.

Ya en el autobús, me da tiempo a pensar en lo rápido que se me han pasado estos últimos meses, ha sido un no parar desde lo del mendigo y pienso que volver a la rutina habitual me ayudará a descansar y en que ya empezaba a tener ganas de volver al instituto, cosa que jamás habría imaginado que pensaría hace apenas tres meses. Un bache me saca de mis recuerdos y me hace subir la cabeza, miro por la ventana y veo el instituto, de repente una sensación entre picor y opresión me invade el pecho, pienso en que tal vez no tenga tantas ganas de ir a clase, pero ya estoy bajando del autobús…

Nada más llegar a clase todos mis compañeros se lanzan contra mí; había estado practicando esta excusa con Hurley los últimos días: “Mi padre tenía un viaje de negocios y tenía que irme con él y toda mi familia”. Le digo esta coartada a todo el mundo y consigo vislumbrar entre todas las cabezas a Cloe, sentada en su pupitre hablando como si nada con su grupo de amigas lo cual me enfada de cierta forma por portarse tan amablemente con todos menos conmigo.

Suena la campana de salida, y salgo algo cansado del instituto, me despido de Susan, Hurley y Cloe, pero esta última no me devuelve el despido. Veo el coche de mi madre entre el apelotonamiento de gente que parece ponerse así solo para evitar que llegue a mi objetivo. Finalmente llego y saludo a mi madre con una sonrisa, ella me devuelve la sonrisa y puedo ver que pone cara extraña y me revisa de arriba abajo, “la ropa” pienso, sonrío y digo.-Me la ha prestado Hurely- ella asiente y ponemos rumbo a casa nosotros, solos, puesto que mis hermanos tienen entrenamiento y volverán solos a casa.


Cuando llego a casa recibo la noticia de que mi abuela ha venido de visita, voy hasta el salón y ahí está, echándole la bronca a mi padre por cualquier cosa que habrá hecho. Cuando me ve se le ilumina la cara y me dice.-Mark, tengo una cosa que decirte…a solas-

Capítulo 4 (Las sirvientas del mal)

Capítulo 4: Rostro engañoso.


Al llegar a casa, subió a su habitación a dejar la maleta en un rincón donde permanecería hasta pasadas las vacaciones de las navidades, fue a la cocina a saludar a su madre que de costumbre a esas horas solía estar acabando de hacer la comida, luego le tocó el turno a su padre que también como de costumbre se encontraba leyendo el periódico en uno de los sillones delante del televisor, le dio las notas que llevaba en las manos, pues era el encargado de dar el visto bueno de sus resultados, siendo felicitado por ambos y habiéndose ganado pasar las vacaciones sin tener que hacer ninguna clase de tarea como castigo.

Después de tanto tiempo no tenía que estudiar al acabar de comer, subió a su habitación y paso toda la tarde acostado en su cama escuchando Within Temptation, que era su grupo favorito, encontraba que la voz de la cantante era tan atrayente que simplemente se perdía en sus cantos durante horas.

Aunque intentó olvidarse del vagabundo que había conocido en la calle hacia unas horas y que de repente le había invadido todo pensamiento, el grupo que normalmente lo solía tranquilizar, esta vez era incapaz de alejarle ese rostro de la mente, tal fue la angustia que llegó a sentir que decidió parar la música, las canciones de su grupo solían ser del género doom metal y metal gótico cosa que no le ayudaba precisamente en olvidar esas malas vibraciones, sino en hacerlas mas tangibles y llenar la atmósfera de su habitación con ese aterrador misterio que envolvía a ese vagabundo.

Al ver que casi era la hora de la cena, decidió bajar a la sala de estar donde podría encontrar algo de charla con sus padres y pasar el poco tiempo que le quedaba antes de ir a dormir sin pensar en ese extraño.

Aunque el intento de olvidarlo fracaso, al acabar de cenar decidió irse pronto a la cama, haber si así al día siguiente las cosas estarían más relajadas y le sería más fácil no pensar en todo lo que le había sucedido esta mañana.

Entretanto, la noche había caído en la ciudad y la lluvia había dejado un ambiente húmedo y frío en las calles, en un callejón sin salida de una urbanización abandonada, se destacaba una pequeña aura de luz anaranjada en la que tres ambulantes de la calle se protegían del frío por el único fuego que habían conseguido encender en un barril de hierro después de un largo tiempo, por la falta de no disponer de un encendedor.

El ruido de unas pisadas desconocidas alertaron a los individuos que ya estaban suficientemente atemorizados por la dura vida que llevaban día a día, de entre la oscuridad donde empezaba el callejón podían distinguir cada vez más y con mejor claridad, una sombra que se iba acercándo a ellos con paso lento y decidido.

-¿Quién hay ahí? - preguntó uno de los tres, que dió unos pasos hacia delante con el corazón en la boca sin saber a quién hablaba - ¿hola?...¿cómo te llamas? - sus preguntas no recibían respuesta simplemente aquél nuevo sujeto seguía avanzando hacia ellos, lo que ponía más nervioso al grupo - ¿Richard?...¿eres tú? - preguntó algo más tranquilo, pues al darle la claridad de la fogata reconoció las ropas al instante - que susto nos has dado Richard, ¿dónde te habías metido?, hace días que no sabíamos nada de ti - le dijo, a sabiendas de creer quién había debajo de la capucha.

El sujeto seguía en silencio siendo observado por los tres bohemios mientras se acercaba a la fogata, escuchando únicamente el crujir de la grava que había bajo sus pies, segundos después de estar delante del fuego y reinar un silencio tétrico y escalofriante, los rostros de sus compañeros observaron como los labios de su desaparecido amigo derramaban sangre por la barbilla y su piel estaba más pálida que nunca.

-¿Te sucede algo?, no tienes buena cara Richard - comentó otro de sus compañeros, la facha que tenía el recién llegado le daba muy mal presentimiento, había algo en él que no acababa de gustarle.

-Deberiamos llevarlo al hospital Charlie - le sugirió, al compañero que había dado la cara por primera vez - está sangrando, esas cosas son muy delicadas.

-Esta bien...¿Richard puedes hablar? - le preguntó, al ver que no volvía haber respuesta de parte de su amigo, cosa que ponía los pelos de punta al resto del grupo, se acercó a él y lo agarró del hombro...

-No...necesito un hospital... Steve - susurro débilmente Richard al final, atrayendo la atención de sus tres compañeros.

-¿Qué sucede? - preguntó Charlie, sin entender que era lo que quería llegarles a decir.

-Charlie...

-¿Si?...

-Necesito....necesito... - repitió lentamente, como si estuviera en sus últimos anhelos, pues su tono parecía perder fuerza - necesito - volvió a repetir, señalando seguidamente a uno de los otros dos compañero, quedando el eludido con un nudo en la garganta de lo enigmática y tenebrosa que era la escena, sin tener nada claro de que era lo que le pasaba para comportarse de esa forma.

-¿Bryan?... - preguntó confundido Charlie, no entendía nada, ¿qué diablos le pasaba? - ¡¿qué sucede con Bryan?!; ¡¿contesta Richard?! - le preguntó exaltado, pues ya no aguantaba aquél comportamiento, sentía como si su propio corazón fuera a salirle de la boca.

-Necesito...

-¡¡YA BASTA!! - Charlie había perdido los papeles, le agarró de los hombros zarandeándolo bruscamente - ¡¿qué diablos necesitas de Bryan?!.

-¡¡Charlie calmate!! - le gritó, con intención de separar a su compañero del extraño Richard.


Al momento en que Steve seaparó a Charlie que había cogido un ataque de nervios por aquella situación, las risas provenientes del mismo sujeto que hasta ahora les tenía asustados, les heló la sangre, Richard tenía el rostro agachado del que provenían unas risas enfermizas, las típicas que cualquiera conocía de alguien en que pierde la cabeza, ¿qué le hacia tanta gracia?; ¿era Richard?, esa era una pregunta que ya se planteaban todos los presentes, y si era él, ¿qué le había sucedido?.

Historia de un suicida (De José Antonio Sánchez)

Suspiro una vez, miro el atardecer desde el balcón, el sol se esconde entre las puntas de los edificios que me rodean, se despide del hoy, y barre el cielo con su dorada luz.
Pienso que está dejándolo limpio para que la suave Luna de plata baile toda la noche por el estrellado firmamento.
Ella,  melancólica, fría y apagada, ilumina, con una tenue luz a un caminante solitario.
Con las manos dentro de los bolsillos de su cazadora va andando por la calle recitando en un tono casi inaudible versos de amor, de abandono y de soledad.
Sus palabras contienen fuego, sus letras vibran, quebrando el aire que llenan, sube el tono, levanta la cabeza y canta, furioso, su público son los gatos y el hormigón.
 Salta y cae, el suelo siente su fuerza, su energía y su desesperación, los ojos le brillan , su color, sobrenaturalmente intenso se ve desde la otra punta de la calle, le miro mientras él baila, no se qué pasa , yo sólo veo su melena mecerse al ritmo de esa inexistente música que el crea con su aullido gutural que es canto de ángeles, sus venas se abren , su sangre emana de las heridas abiertas ,  cae por sus brazos , formando hilos de suave color vino por toda su piel, gotas de vida roja caen  al suelo, convirtiéndose al instante en negro líquido de dioses. Empieza a decaer, baja la cabeza, se agacha, chasquea los dedos haciendo volar la sangre que los bañaba, vuelve a saltar, mueve los brazos mientras hace recorrer a sus piernas líneas de blanco y añil.
La capucha de su cazadora le tapa la cara.
En ese momento me mira, y esos ojos  brillantes, me suplican piedad, pero yo no debo intervenir en esa danza que no cesa,  no obstante soy incapaz de dejar de mirarlos desde el final de la calle. De pronto su expresión se suaviza, sonríe, mostrándome una hilera de dientes amarillentos, planta una rodilla en  tierra, me hace una reverencia burlona y se desploma.

Cierro los ojos, y cuando vuelvo a abrirlos el hombre que bailaba soy yo, tirado en medio  de la calle, con una navaja en mi mano izquierda  y un charco de sangre a mi alrededor.

lunes, 21 de abril de 2014

Flor de Papel (De José Antonio Sánchez)

¿Cómo puede alguien que aparenta la más absolutamente estúpida felicidad sentirse  tan desgraciado?
Sentir que día a día te consumes en un fuego de dolor, arrepentimiento y desesperación.
Estando en la flor de la vida me siento marchitar, pétalo a pétalo, viendo pasar mi vida y sintiendo no haberla aprovechado, sintiendo que puede que haya madurado a destiempo, demasiado para ser un niño poco para ser adulto, la sabiduría no se encuentra en los libros, la calle es una ramera que enseña las lecciones a puñetazos, y lo único que te impide encontrar la felicidad es la desgracia de la gente que te rodea. Un mar de emociones se remueve en mi interior, necesito compartir, soy así , necesito decir mis tonterías en alto, decir que he tenido una mierda de vida, que he sido demasiado aburrido, que la vida me ha ido ofreciendo cosas que no he sabido aprovechar, que ahora ya es tarde para ser como siempre debí haber sido, que no puedo volcar todas mis emociones de golpe sobre ella, porque tengo miedo, porque se que nadie es perfecto, que si alguien me contase toda su vida lo odiaría , porque somos todos demasiado diferentes, que aunque finjamos cínicamente que somos comprensivos en realidad no, no existe el amor, no existe la compasión , no hay nadie que no mire por encima del hombro, nadie que no haga daño y no produzca dolor a la gente, no existe el altruismo, es solo una ilusión que ponen los más despiadados para acabar con los más ingenuos.
Pero no pienso parar , no hay vuelta atrás , soy lo que soy , y a la mierda lo que piense la gente, soy un todo que existe, que vive, respira y también sabe jugar , pienso moverme por el tablero porque eso es lo único que se hacer, convertirme en un peón y jugar al juego de la vida, y me caeré ,pero tened en cuenta que me levantaré, una y otra vez, no hay nada que me pare, soy un huracán , un tsunami, la llama de la esperanza existe, no es una ilusión , da un sentido a la vida, mueve el mundo y da forma al universo, es fuego , es tierra y es espíritu.
Creo en el sentido de lo material y carnal, soy uno más, sujeto a pasiones, a tentaciones y a placeres que no están bien vistos, soy un alma en pena que vaga sin sentido .
Quiero cantar aunque las palabras se atascan, en mi garganta, deseando salir al mundo y dejar las cosas bien claras, el fuego todo lo puede porque es fuego lo que siento.
La única verdad que poseo es una mentira a mis ojos y un engaño a la vista de los demás, pero no sé cuál es mi camino, ando solo, perdido, vacilante, sin saber que corriente me llevará a buen puerto y guiará mis pasos a un destino apacible para mi conciencia. Solo puede que haya algo……….al fondo de mi cajón de las tinieblas, algo que de verdad me remueva, me haga quién quiero ser, que rehaga mi mundo y mi realidad, que está hecha de emociones, vivencias, rayos y truenos, de filosofía,  moral, placer y gusto, gusto por estar hecho de luz y de sombras, de cenizas, de amargura, de cielo y de piedra, porque nadie es nadie si no es la nada y el todo.


Piel de sueños (De José Antonio Sánchez)

Iba a la caza de las bellezas del mundo animal. Se levantó y lavó la cara. Como todos los días, se miró al espejo y se repugno de su propia, imagen, se sentía desgraciado, porque desgraciado era, perder la riqueza material es fácil de superar, perder la riqueza de tu alma era algo más difícil, el alcohol no podía ahogar esas pesadillas que noche tras noche  no le dejaban abrirse a la felicidad y le amargaban la existencia. Su piel morena marcaba como líneas de fuego oscuro las distintas cicatrices que solo acentuaban su edad. Ya no tenía esa energía que latía de joven en sus venas. Los jóvenes músculos se habían tersado como el cuero viejo con el paso de los días expuesto a los elementos. Ya se veían arrugas en los ya anticuados tatuajes que decoraban las distintas partes de su tronco...los símbolos del honor y la venganza lucían imponentes, eran una lección de vida para él y para todo quién apreciase su entramado de líneas negras. Irremediablemente el tiempo pasaba, minuto a minuto y los cachorros crecían y tarde o temprano vendrían a sustituir a los viejos lobos como él.
La vida es dura y los chavales son de arcilla, les haría falta muchos golpes y la abrasante luz del cruel sol para moldear y endurecer su cuerpo y su psique, risueño y vibrante, creyendo que con su efímera imaginación podrían crear un castillo de ilusiones que se volvería real y les daría la felicidad, cuanto antes dejaran de pensarlo mejor para todos, porque los sueños son solo eso, sueños. Lo más importante era no ser demasiado duro como para que un golpe en el camino te rompa en mil pedazos y no puedas volver a reconstruirte, porque a aquellos que les pasaba  el destino ya no les deparaba nada bueno, ya no había retorno, ya solo queda la resignación.
Su padre solía contarle historias….historias sobre gente que podía o no existir, de lugares remotos y criaturas de mito. Él, ávido de aventuras y curioso de corazón decidió que de mayor se dedicaría a vivir, a vivir lo suficiente como para convertirse en el protagonista de una de esas historias. Porque algún día le gustaría vestir de sedas y andar tras la caza de un malvado dragón, tener duelos a muerte con algún enemigo venido de los arenales del Este. Sentir el viento de alta mar recorrer los mechones de su rubia melena y pelear a golpe de sable por ser el rey de alguna remota isla con increíbles secretos esperando a ser desvelados.

 Con subir a lo alto y ser recordado como el héroe que se creía. Pero los sueños son solo eso, sueños.

sábado, 5 de abril de 2014

Capítulo 3 (Las sirvientas del mal)

Capítulo 3: Vagabundo, 2ª parte.

-Ah...es que...es que no tengo nada - le contestó muy nervioso, pues mentir se le daba fatal y se le notaba enseguida, no le gustaba mentir a nadie pero las ansias de salir de ese encuentro inesperado eran tan grandes, que ni siquiera fue a pensar si el engaño se le fuera a notar, - lo siento - añadió, intentando fingir un rostro de culpabilidad, hasta su tan sabio Don Juan estaba callado sin ninguna idea que ofrecerle, la sola presencia de ese hombre los tenía paralizados del pavor que les causaba.

-Me va bien lo que sea...porfavor - ya había sido súper duro para él decirle que no una vez, como para intentarlo una segunda vez, parecía desesperado por su tono de voz, y en ese momento ya no quedaba nadie por las cercanías del aparcamiento para pedir ayuda o cualquier cosa que le sirviera para escabullirse de ese hombre - llevo dos días sin nada que llevarme a la boca - añadió el moribundo, la presión parecía asfixiarle y ya no lo soportaba más, así que decidió por la elección más rápida.

-Esta bien, no tengo mucho - le contestó, imaginándose la cara de cabreo del Mario interior, pero sabía que aunque le molestaba la elección que había tomado, la otra era seguir dando negativas y estar más tiempo delante de ese extraño, así que no hubo ningún comentario de su conciencia respecto a la decisión tomada.

Se quitó la cartera de los hombros más rápido de lo habitual, pues quería acabar con todo eso de una buena vez y aunque no llevaba ese día los libros pues sólo había ido por las notas, siempre llevaba el monedero encima y dentro de la mochila por costumbre, así evitaba dejarse el DNI como hizo tantas veces en el pasado. Al intentar abrir la cremallera, al parecer se le había quedado atascada <<vaya suerte tienes siempre Mario y vaya mierda mochila>>, le dijo ya también desesperada su maldita consciencia que no ayudaba nada en esos momentos sus críticas, los nervios siempre le volvían así de torpe.

Al cabo de unos bruscos intentos el cierre cedió, sacó su cartera y como sabía que no llevaba monedas decidió darle un billete, era más de lo que solia dar, pero por el simple echo de que se fuera, se lo extendió que al momento el vagabundo agarró lentamente y antes de que Mario lo soltara, sus miradas se cruzarón por última vez y lo que vió acabo de helarle la sangre al chico, pues aquella situación no podía ser más espeluznante.

-Señor - le dijo, con tono tembloroso lo que llamo la atención del vagabundo - le esta sangrando la nariz - aquél comentario pareció preocupar al vagabundo que inmediatamente se llevó los dedos a la nariz, comprobando al cabo de un momento que era verdad al observar las yemas de sus dedos ese líquido rubí.

-Oh, vaya, debo irme muchacho y gracias por el dinero, seguro te será devuelto este acto de honradez con los demás.

-No ha sido nada, cuidese señor - antes de que el vagabundo hiciera cualquier otro movimiento, él aprovecho para tomar la delantera y empezó a seguir su camino hacia a casa, mientras pasaba olímpicamente de lo que le decía su tan valeroso Mario interior ahora que todo había acabado <<"cuidese señor", ¡¿estarás de broma?!, espero le de algo y no nos lo volvamos a cruzar, ¡¿has visto qué aspecto llevaba?!>>.

Aunque ya hacía unos minutos que caminaba y no había rastro de ese hombre, había una sensación que parecía estar acompañándolo desde ese encuentro, y no era una sensación agradable, era una incomodidad extraña, aunque parecía absurdo y esa opinión era secundada por la voz de su razón, sentía como si le hubiera dado algo más que un billete a ese hombre, se sentía como si le hubiera dado algo o se hubiera creado algún tipo de lazo con ese vagabundo, <<si, será el lazo del miedo, ¡no pienses más bobadas!>>, no paraba de regañarle su cerebro por no dejarle borrar ese recuerdo de ese rostro.

-¡Meforà Só! - pronunció con lenguaje extraño y antiguo, una voz femenina y estridente en un callejón dónde sólo se encontraba un gato y un montón de basura por en medio, de la nada unas llamas negras que parecían haber sacado raíz desde el suelo, apareció el vagabundo de ellas cayendo al suelo con fuertes espasmos y temblores.

Cuando parecía que el corazón o algo iba a salir de su estómago abriéndose paso de su interior, una enorme nube oscura salió de su boca, que en unos instantes tomo forma en una bella mujer.

- Parece que estás llegando a tu límite, maldita escoria - le dijo, al agotado y asustado señor que la contemplaba con auténtico pánico, observándola directamente a aquellos ojos que lo miraban de reojo, entre aquella larga cabellera tan oscura como la noche.

- Déjeme ir, por favor...se lo suplico - aquél señor no sabía por que las había tomado con él, no la conocía de nada y no era más que un pobre sin techo.
- Todos sois unos malditos quejicas, lloriqueáis cuando el daño esta echo - le respondió, con un tono de voz que se podía apreciar el asqueo que le tenía a ese hombre con sólo mirarlo.

- No la conozco de nada, yo no le he echo nada, ¿ por qué...

- Y eso que más da... - le interrumpió, mirándolo con frialdad - todos sois iguales, o es qué nunca te has aprovechado de una mujer antes de caer en desgracia?...que me dices de lo que le hicistes hace 5 años a una empleada de la empresa que llevabas antes de caer en quiebra, a una mujer llamada Sophia Berleski - le preguntó, viendo la cara de sorpresa en aquél rostro tan magullado - ves, eres igual que el resto.

- ¿Cómo puedes saber...quién eres? - preguntó, mientras empezaba a retroceder de ella, arrastrándose por el suelo como una alimaña, satisfaciendo a los ojos de aquella extraña tan lamentable escena.


- Me encanta ver todo aquél hombre que se arrastra como un perro delante de una mujer, te mereces que te suceda cualquier cosa que te ocurra - contemplando con una gran sonrisa, como el gusano,
 intentaba ponerse de pie con la ayuda de la pared y sin mirar atrás intentaba huir de ese presentimiento de muerte - por suerte para ti, todo acabará pronto...Richard Beest - deleitándose con los griteríos de su presa, pidiendo auxilio.

Capítulo 1 (Fugitivo)

Capítulo 1: Porque no todo va siempre como a uno le gustaría 

Me siento solo, no creo que nadie confíe en mí en estos momentos, ni si quiera yo mismo. Me quedo de pie delante de la puerta, admirando aquella casa donde crecí y donde pase los peores momentos de mi vida...pero es hora de marcharme y no puedo echarme atrás esta vez. Antes de salir me acerco a la cocina y comprueba que la nota que he escrito a mis padres está bien situada. Sé que en fondo los echare de menos...Ojalá no tuviera que acabar así, ojalá hubiera otra solución. Abro la puerta con las manos sudadas y con lágrimas en el rostro, me dispongo a salir cuando se acerca mi pequeño gato, llamado Rubí, y se queda mirándome un buen rato, como si supiera que este es el fin. Finalmente cojo el primer taxi que pasa por delante y me voy a casa de mi prima .-Allí nunca me encontrarán-. Pienso .-Allí nunca volveré a decepcionar a nadie-.

Llego a casa de mi prima, estoy llorando mucho, ella me abraza para consolarme, nuestra relación siempre ha sido muy buena, en ella sé que puedo confiar…Me pregunta que me pasa, no la he dicho nada, por lo que tendré que explicarla toda la historia y solo de pensarlo me dan ganas de desaparecer; pero, no puedo, estoy aquí, y solo yo he tenido la culpa. No quiero decirla nada, aún es muy reciente para estar recordándolo todo el tiempo, por lo que solo digo entre sollozos.-No se lo digas a mis padres por favor, me he ido de casa para no volver, es lo único que te pido-. Supongo que me comprende, porque asiente y me mira con cara de comprensión. Me lleva hasta mi cuarto y cierra la puerta, y, por fin, tengo tiempo para pensar.

Odio esto, lo odio.-¡LO ODIO!-. ¿Por qué?, ¿Por qué todo lo malo me pasa siempre a mí? Solo pedí un poco de comprensión, y no obtuve nada, solo quería ser aceptado, pero no, “Tú no puedes, vete con las tías” ¿Acaso les hice yo algo para que me dijesen eso? Siempre me odiaron en realidad, y cuando les di una oportunidad para demostrarlo no la desaprovecharon. Pero…en el fondo todo es mí culpa, no pude controlarme, pensé que a él no le importaría, solo intentaba tener compañía, pero me equivoque le he fallado a todo el mundo, mi padre, que tanto le costó asimilarlo, a mi madre, que siempre estuvo conmigo y a Rubí, la única que se mantuvo fiel, siempre conmigo, a mi lado…y ahora, mírame, con una orden de alejamiento, fugitivo del estado y de mi casa, y solo, más solo de lo que jamás podría haber estado.
Entra mi prima Claudia, me trae en una bandeja un caldo y unos macarrones recalentados para cenar.-Perdón J.B. no esperaba visita y no tengo otra cosa-.
.-No pasa nada Claudia, te agradezco mucho lo que estás haciendo por mí, de verdad-. La contesto, ya mucho más calmado. Me da la bandeja y se sienta en la cama, esperando a que la diga lo que me ha ocurrido. Me lleno la boca para reunir fuerzas y trago.-Nadie me entiende Clau, pensé que al menos había una persona, pero por lo visto me equivoque, metí la pata hasta el fondo, y ahora no puedo volver, si vuelvo, me llevarán a un conservatorio y si no lo hacen me vigilarán hasta el resto de mis días, no me dejarán ir a ningún instituto y quedaré solo, en la calle, para siempre.-
.-¡No digas eso Jaime Bernardo! ¡Eres una estupenda persona, increíble, de las que ya no quedan! Amas a todos los seres vivos, no dices que no a nada ni nadie y siempre estás dispuesto a ayudar, ¡No vuelvas a decir que estarás solo para siempre, ¿Me oyes?, nunca! Y si no, sabes que me tienes para todo y que haré todo lo que sea necesario por ti-. Me pongo a llorar, sabía que podía contar con ella, es la mejor persona del mundo, ojalá todos fuesen así. La voy a dar un abrazo, pero llaman a la puerta.-¡Policía!-.Dicen, me pongo nervioso.-Han venido a por mi Clau, por favor, no me abandones, ¡Por favor!-. Ella me tapa la boca y señala la ventana, veo la escalera de emergencia y me doy cuenta de que ella ya lo había previsto, sale corriendo, va a por su portátil, no lo dejaría aquí ni muerta. Yo salgo de la cama corriendo y oigo como tiran la puerta. Bajamos los dos corriendo, mi prima me señala el garaje y comprendo rápidamente que huiremos en su coche. Abre el maletero y saca dos matrícula, cambia las que están ahora y huimos en su coche, ahora, somos fugitivos.
.-¡Muchas gracias Clau!, eres increíble, en serio-.
.-Jaja, ¿Qué te esperabas de una espía? Te acabo de decir que jamás te dejaría solo y sabes que yo siempre cumplo mis promesas-.
.-Cierto, nunca me has fallado-. Recuerdo como me defendió, hace muchos años, de los abusones de mis vecinos, les dio su merecido, creo que ese fue el momento en el que empecé a verla con otros ojos, unos ojos de admiración.-Bueno, ¿Me vas a decir qué es eso tan malo que has hecho?-. Esta vez si se lo voy a decir, no puedo volver a darla largas…-Clau, pensé que en él podría confiar, me dijo que estaría siempre a mi lado y yo, le intente besar…pero me había mentido, estaba fingiendo, lo grabo todo, y se lo enseñó a los demás, me volví loco, no sabía qué hacer, y cogí un mechero y un desodorante y quemé su casa…-
-.Joe, en buena te has metido J.B., pero te comprendo, yo no sé lo que habría hecho en tu lugar…Pero ¡Toda la culpa la tiene tu padre!, y no lo digo porque te llamó “Jaime Bernardo”, que ya le vale…, sino porque nunca te dio su apoyo, en cuanto se lo dijiste te empezó a tratar como si fueses tonto, pasó completamente de ti y no te habló, eso no es normal, y menos en un padre, que debe aceptar a su hijo como sea-.
.-Eso no es del todo cierto, últimamente ya me estaba volviendo a tratar bien, estaba recobrando nuestra antigua amistad, pero de nuevo, le he fallado, no merezco estar aquí-.

.-J.B. vamos a dejar el tema e irnos a un Motel, mañana será un día muy largo y tendremos que pensar en qué hacer-. Digo que sí y solo puedo pensar en lo que haré ahora, no puedo ir a casa ni dejar que nadie sepa quién soy y ahora, he metido a mi prima en todo esto, debo aprender muchas cosas, y una de ellas es aprender que mis actos tienen consecuencias.

jueves, 20 de marzo de 2014

Capítulo 6 (La última palabra)


   Capítulo 6: Algo no pinta bien

Me despierto muy acalorado, he tenido una pesadilla y estoy sudando.Veo que son las 11:00 de la mañana y pienso en ir a entrenar, pero me duele todo y no soy capaz de levantarme de la cama, por lo que intento descansar.Justo en el momento en el que me voy a dormir entra Hurley por la puerta y me dice con su típico tono alegre y con una sonrisa arrogante, que a mi parecer, es normal en la gente que ha sido guapa desde su niñez.- Buenos días dormilón, ¿Qué tal has dormido?- Yo me calló y decido que no contestaré esa pregunta, sino que le digo.- Me duele todo Hurley tienes alguna pasti…- Me detengo porque veo que Hurley saca una especie de aerosol, me explica que sirve para los cuerpos doloridos.
Menos de 10 segundos después de haberme rociado con el me siento como nuevo y ahora, mi única preocupación era Cloe. Pregunto a Hurley como esta, y el parece que se alegra por la pregunta, puesto que contesta.-Esta como una rosa, tiene mucha fuerza de voluntad, ya no tiene fiebre y esta desayunando con Susan - Tras esta contestación mi expresión cambia junto a mis ojos, ahora de un color morado cerca de la pupila y entre azul y rojo por el alrededor del iris, y decido, sin tan siquiera preguntar a Hurley, bajar.
Nada más entrar en el comedor del hotel, divisó entre toda la gente a Susan, la cual está de pie y se la ve la cabeza por encima del resto de la gente. Al llegar veo que es que estaba haciéndole una demostración a Cloe  de cómo distribuir el peso en los esquís, pero, en cuanto miro a Cloe noto algo diferente, rasgos en ellas que a vista de cualquier otra persona, no son apreciables, pero yo me fijo y sé que su sonrisa no es la de siempre y que no mira con la dulzura que la caracteriza, pese a eso, me acerco como si nada ocurriera y las saludo y ella Susan nada más verme exclama.- ¡Menudos dos estáis hechos! Ha pasado menos de un día y ya os habéis recuperado de una conmoción y una enfermedad, ¡Eso me gusta chicos!- Al oír esto sonrió mirando a Cloe, pero no me devuelve la mirada.
                             

Estamos de nuevo en la nieve, el ejercicio de hoy es relajado y sirve para fomentar el reflejo. Hurley y Susan se encargan  de lanzarnos discos a diferentes partes del cuerpo y nosotros tenemos que esquivarlos mientras bajamos ladera abajo. Empezamos a descender y nada más empezar veo que Cloe sorprendentemente ha adquirido un muy buen nivel de esquí y cae como una bala colina abajo evitando, sin tan siquiera mirar, los discos que lanzan Susan y Hurley y en cuestión de segundos veo que ha llegado sin ningún problema al final de la ladera. Yo, sin embargo, avanzo torpemente esquivando como puedo los discos y recibiendo golpes de otros que no me ha dado tiempo a localizar y tardo más de un minuto en bajar la ladera.Una vez abajo puedo ver las caras de asombro de Susan y Hurley, y me imagino que yo debo tener la misma, puesto que ninguno de nosotros no esperábamos la espelucnante actuación de Cloe, la cual me mira con indiferencia, lo que me sienta mal. Finalmente Hurley sale de su estado de babia y dice.- Muy bien los dos chicos, para ser la primera vez, lo habéis hecho estupendamente, pero sobre todo tengo que decir que me he quedado asombrado de la perfecta ejecución de Cloe en este ejercicio, mis felicitaciones- Tras esto, pienso que está todo dicho, pero aun así quiero felicitar a Cloe, pero cuando me acerco a ella en un rápido gesto se gira dándome la espalda de forma intencionada y me quedo con la palabra en la boca.

El resto de la semana transcurrió sin ningún incidente y tanto Cloe como yo, mejoramos muchísimo nuestra habilidades, sin embargo no he vuelto a hablar con Cloe desde el día del accidente y por primera vez desde que la conozco... temo por nuestra amistad.